En día como el de hoy e incluso mañana cuando era niño era el de esa clases de preparativos que rodean a la despedida del año que se va y viene como si tal cosa.
Mi madre, Tata y mi tía Magdalena se afanaban en la cocina de nuestra casa del Carmen en preparar la cena de Nochevieja y el almuerzo de Año Nuevo. En resumidas cuentas se degustaría más o menos lo mismo. Algunos entremeses, las croquetas de rica bechamel sin tropezones que tan bien elaboraba Tata y un caldo de puchero de los que quitaban el sentido. Las doce uvas y algún polvorón hacían los honores en las primeras horas del año nuevo. Al día siguiente, mi hermano Juan José y yo escuchábamos el Concierto de Viena por emitía TVE, en el vetusto y panzudo televisor que a pesar de que el color había llegado a España hacía tiempo en mi casa se veía en blanco y negro. Mientras mi madre, Tata y mi tía Magdalena guisaban el pavo que el día anterior había sido decapitado por esta última que tenía pocos escrúpulos con la sangre toda vez que trabajaba de enfermera en el ambulatorio.
Finalizaban estos días de alegría con una copita de licor de fresa que mi madre compraba, como casi único dispendio por estos días, en La Cita. Los mayores en una copa normal y los más pequeños en una de esas tan chicas que casi no cabía absolutamente nada.
Hoy o mañana a mí me tocaba la tarea de cambiar el taco calendario, además tenía uno de los más pequeños que estaba junto a la mesilla de noche de la cama. Taco que editaba cada año Myrga, que en la actualidad se sigue haciendo, y que detrás de la página de cada día venía un consejo, frase motivadora, algo de interés e incluso una resumida receta de cocina.Se puede decir que me encargaban el despedir y recibir el año de esta bonita forma.
Después de Año Nuevo todo se volvía Ilusión gracias a la cercanía de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente que mi madre preparaba con todo lujo de detalles. Una vez incluso cortó unos pelos de camello que tenía de un bolso que le había regalado mi tía Magdalena de uno de sus viajes para ambientar todo.
A mí madre le gustaba mucho la Navidad y la alegría que con la que ella disfrutaba de estas fechas me la ha transmitido y puedo decir a orgullo que a mis cincuenta y cinco años sigo gozando de estas fechas como si fuera un chiquillo. Me gustan las luces que adornan e iluminan las calles de nuestros pueblos y ciudades, me encantan los villancicos, me chiflan las películas de Navidad que comienzo a visionar sobre finales de octubre, me gusta felicitar como es debido al Niño Jesús en su cumpleaños, me alegra despedir un año y comenzar otro nuevo que ya se verá lo que tiene preparado cada uno de nosotros. Me gustan mucho los Reyes Magos y aunque yo hace tiempo que no escribo carta alguna me encanta escribírsela a Hetepheres. Disfruto más dando que recibiendo.
Ya transitando a paso rápido por madurez de la vida no cambio el taco calendario pues lo dejé de usar hace muchas décadas. Ahora cambio el calendario de pared, el de sobremesa y cambio la agenda. Los dos últimos años los tres son muy bonitos pues son regalo del alcalde de Valderredible y podemos disfrutar durante todo el año de imágenes y paisajes impresionante del mayor Valle que tiene Cantabria.
Hoy he cogido la nueva agenda donde apuntaré lo que he de hacer, los compromisos y recordatorios.
Reconozco que para esto de despedir y recibir el año me he convertido en un agnóstico pues la verdad que la vida no cambia de la noche a la mañana salvo en la subida de impuestos que nos tiene preparada el gobierno de la nación que seguirá esquilmando nuestros cada vez más vacíos bolsillos para repartirlos entre ellos y sus torcidos intereses.
Personalmente estoy deseando pase este año 2024 ya que el 2025 a ver como va.
Pero eso no es óbice para que disfrute de la Navidad y las fiestas que en esta se congregan, sigo manteniendo el listón alto que me inculcó mi madre desde la más tierna infancia. Y cuando estemos paseando por Reinosa volveré a emocionarme al ver las luces de Navidad, ese misterio único junto a los Reyes Magos que instalan por encima del Ebro a su paso por esta preciosa localidad cántabra.
Hoy, con estas palabras, he quitado y repuesto el taco calendario de aquellos años de mi ya cada vez más lejana niñez...
Feliz Nochebuena a todos y que Dios nos ayude en este 2025 que está por llegar.
Jesús Rodríguez Arias