lunes, 30 de diciembre de 2024

El taco calendario de mi infancia




En día como el de hoy e incluso mañana cuando era niño era el de esa clases de preparativos que rodean a la despedida del año que se va y viene como si tal cosa.

Mi madre, Tata y mi tía Magdalena se afanaban en la cocina de nuestra casa del Carmen en preparar la cena de Nochevieja y el almuerzo de Año Nuevo. En resumidas cuentas se degustaría más o menos lo mismo. Algunos entremeses, las croquetas de rica bechamel sin tropezones que tan bien elaboraba Tata y un caldo de puchero de los que quitaban el sentido. Las doce uvas y algún polvorón hacían los honores en las primeras horas del año nuevo. Al día siguiente, mi hermano Juan José y yo escuchábamos el Concierto de Viena por emitía TVE, en el vetusto y panzudo televisor que a pesar de que el color había llegado a España hacía tiempo en mi casa se veía en blanco y negro. Mientras mi madre, Tata y mi tía Magdalena guisaban el pavo que el día anterior había sido decapitado por esta última que tenía pocos escrúpulos con la sangre toda vez que trabajaba de enfermera en el ambulatorio.

Finalizaban estos días de alegría con una copita de licor de fresa que mi madre compraba, como casi único dispendio por estos días, en La Cita. Los mayores en una copa normal y los más pequeños en una de esas tan chicas que casi no cabía absolutamente nada.

Hoy o mañana a mí me tocaba la tarea de cambiar el taco calendario, además tenía uno de los más pequeños que estaba junto a la mesilla de noche de la cama. Taco que editaba cada año Myrga, que en la actualidad se sigue haciendo, y que detrás de la página de cada día venía un consejo, frase motivadora, algo de interés e incluso una resumida receta de cocina.

Se puede decir que me encargaban el despedir y recibir el año de esta bonita forma.

Después de Año Nuevo todo se volvía Ilusión gracias a la cercanía de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente que mi madre preparaba con todo lujo de detalles. Una vez incluso cortó unos pelos de camello que tenía de un bolso que le había regalado mi tía Magdalena de uno de sus viajes para ambientar todo.

A mí madre le gustaba mucho la Navidad y la alegría que con la que ella disfrutaba de estas fechas me la ha transmitido y puedo decir a orgullo que a mis cincuenta y cinco años sigo gozando de estas fechas como si fuera un chiquillo. Me gustan las luces que adornan e iluminan las calles de nuestros pueblos y ciudades, me encantan los villancicos, me chiflan las películas de Navidad que comienzo a visionar sobre finales de octubre, me gusta felicitar como es debido al Niño Jesús en su cumpleaños, me alegra despedir un año y comenzar otro nuevo que ya se verá lo que tiene preparado cada uno de nosotros. Me gustan mucho los Reyes Magos y aunque yo hace tiempo que no escribo carta alguna me encanta escribírsela a Hetepheres. Disfruto más dando que recibiendo.

Ya transitando a paso rápido por madurez de la vida no cambio el taco calendario pues lo dejé de usar hace muchas décadas. Ahora cambio el calendario de pared, el de sobremesa y cambio la agenda. Los dos últimos años los tres son muy bonitos pues son regalo del alcalde de Valderredible y podemos disfrutar durante todo el año de imágenes y paisajes impresionante del mayor Valle que tiene Cantabria.

Hoy he cogido la nueva agenda donde apuntaré lo que he de hacer, los compromisos y recordatorios. 

Reconozco que para esto de despedir y recibir el año me he convertido en un agnóstico pues la verdad que la vida no cambia de la noche a la mañana salvo en la subida de impuestos que nos tiene preparada el gobierno de la nación que seguirá esquilmando nuestros cada vez más vacíos bolsillos para repartirlos entre ellos y sus torcidos intereses.

Personalmente estoy deseando pase este año 2024 ya que el 2025 a ver como va. 

Pero eso no es óbice para que disfrute de la Navidad y las fiestas que en esta se congregan, sigo manteniendo el listón alto que me inculcó mi madre desde la más tierna infancia. Y cuando estemos paseando por Reinosa volveré a emocionarme al ver las luces de Navidad, ese misterio único junto a los Reyes Magos que instalan por encima del Ebro a su paso por esta preciosa localidad cántabra.

Hoy, con estas palabras, he quitado y repuesto el taco calendario de aquellos años de mi ya cada vez más lejana niñez...

Feliz Nochebuena a todos y que Dios nos ayude en este 2025 que está por llegar. 

Jesús Rodríguez Arias


lunes, 16 de diciembre de 2024

José




No podría decir exactamente la edad que tiene. El DNI dice que sesenta y ocho, su desgastado cuerpo bien podría tener ciento veinte, aunque su espíritu varía entre la infancia y juventud. Sus padres y cuatro hermanos eran una piña y con su cariño hacían ese calor de hogar que ahora echa tanto de menos.

Después de hacer el servicio militar en San Fernando marchó de nuevo a su pueblo para empezar a trabajar en la tienda de su padre que heredaría al morir este de unas malas fiebres. Un día que estaba despachando a la clientela habitual conoció a Margarita y desde entonces se hicieron inseparables. Ella trabajaba de maestra en el pueblo vecino, aunque era de un lugar de Aragón, cerca de los Pirineos.

Tras cinco años de noviazgo decidieron dar el paso más importante, el de contraer matrimonio, e irse de viaje de novios, unos días tan solo, a Aínsa de donde Margarita era originaria ya que la bisabuela Pilar, que estaba próxima a cumplir los cien, no había podido ver casar a la niña de sus ojos. Cogieron carretera y manta en el viejo seiscientos.

No cabían de felicidad al dar un abrazo enternecedor a la bisabuela Pilar, descubrir los lugares, conocer a primos, amigos, La vida para José y Margarita se tornaba tan feliz…

La vuelta al recién creado hogar no fue tan dichosa ya que les cayó una enorme nevada que les hizo perder el control del coche chocando con las piedras del precipicio que hizo que no se desvanecieran en lo más hondo del abismo. Se despertó al tiempo en una cama de un hospital. Había pasado más de un mes del accidente que se llevara por medio a su amada Margarita y todos sus sueños.


Le costó Dios y ayuda recuperar la movilidad de las piernas, pero lo que no pudo levantar fue su ánimo pues cayó en una profunda melancolía y depresión. Su hermano Esteban se hizo cargo de la tienda hasta que el bueno de José se pudiera recuperar. Cosa que nunca sucedió y una noche de invierno, llovía y hacía frío, decidió poner fin a la vida que llevaba en busca de otra que le hiciera olvidar.

Desde entonces, hace cuarenta años, se convirtió en un invisible para la sociedad. En un transeúnte, un sintecho. No podía soportar dormir resguardado y por eso huía de los albergues o cualquier lugar donde se pudiera cobijar. Nunca se acostumbró al frío, a la maldad de la gente, a la falta de sentimientos de casi todos los que se llaman humanos, no tenía más credo que retazos de recuerdos que de vez en cuando afloraban a su memoria. Hubo una época en la que bebía y fumaba mucho. Ya hace bastante que dejó lo primero, pero no lo segundo. Sabe que su final está más cerca que lejos, aunque en verdad no le teme, lleva más de cuatro décadas esperándolo. Aunque Fe no tiene cree en Jesús y en la Virgen María, lleva siempre el rosario que le regalara su abuela Esperanza antes de morir y lo coge con fuerzas cuando vienen mal dadas.

Hace un año se le acercó un señor, Francisco Súnico dijo que se llamaba, y le invitó a ir al albergue que los Caballeros Hospitalarios tienen en la gaditana calle Benjumeda. Hacía menos de tres meses que había llegado a esa ciudad después de recorrer mil veces España.

Fue en Nochebuena y le hicieron sentir tan bien. Una ducha calentó sus fríos huesos, una cena deliciosa acompañado de más albergados, destacando el cariño del personal y de los caballeros hospitalarios que estaban allí para atenderles. Durmió como hacía tanto tiempo. El día de Navidad también fue muy especial. Desde entonces cree que Dios existe, incluso va a Misa todos los domingos, porque sabe que en el mundo también hay buenos samaritanos como ese señor, ese caballero hospitalario, que se acercó a él con calidez y una sonrisa cuando se sentía un verdadero despojo.

Con mi tradicional cuento os deseo a todos una Feliz Navidad y un buen Año Nuevo. Nosotros nos volvemos a reencontrar el lunes trece de enero de dos mil veinticinco.

Jesús Rodríguez Arias


lunes, 9 de diciembre de 2024

El Alcalde de Valderredible

 



Escribo este artículo a ochocientos ochenta y tres kilómetros de distancia de mi querido pueblo de Loma Somera, Real Valle de Valderredible, en la Cantabria interior que me enamora y con la que tanto estoy aprendiendo. Hemos venido a Villaluenga del Rosario a pasar unos días con mil gestiones que nos han tenido ocupados, aunque ya hayamos regresado a la noble tierra cántabra.

Llevamos tres años pasando temporadas en este precioso lugar, con el tiempo vas conociendo mejor a las personas que lo integran, con algunas hemos hecho una buena amistad, que en definitiva es lo mejor que nos va a quedar. Reconozco que una de las cosas que más me sorprendió fue la visión y el concepto de estructura municipal por Valles y no por municipios, sean más pequeños o grandes, que estamos acostumbrados en nuestros sureños lares.

Lógicamente no conocemos al cien por cien toda la región pues de todos es sabido que Cantabria es infinita, pero sí hemos visitado o transitado por gran parte del territorio. A treinta y uno de octubre había 593.044 habitantes a lo largo y ancho de sus 5.321 kilómetros cuadrados siendo el Real Valle de Valderredible el municipio más extenso con 303,7 kilómetros cuadrados y formado por cincuenta y dos núcleos de población.


Para un andaluz, de la provincia de Cádiz, y cañaílla como yo me cuesta imaginar lo que es gobernar a cincuenta y dos pueblos, aquí son Barrios, que están integrados en un territorio tan extenso. Sin conocer a Fernando Fernández, que así se llama el alcalde, ya tenía para nosotros un gran reconocimiento.

Con el paso del tiempo se ha ido fraguando una amistad que te hace valorar más el nivel y la capacidad de un regidor que tiene a su cargo a unos novecientos cincuenta y cuatro vecinos en los más de trescientos kilómetros cuadrados que se extiende el Valle.

En gran parte de España, así como en Andalucía, lo normal es que la mayoría de los alcaldes/as sean profesionales de la política, viven del erario, sin importar lo más mínimo si la ciudad o el pueblo es pequeño o grande. Algunos incluso no tienen otra opción profesional que la de vivir de un cargo público siendo esta una de las causas de la gran mediocridad que existe en lo que ahora se le denomina clase política.

Luis Fernando Fernández aparte de llevar veinte años consecutivos como alcalde de Real Valle de Valderredible por el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) tiene un brillante currículo académico ya que es licenciado en Filosofía y CCEE, así como diplomado en Psicología por la Universidad de Deusto, premio extraordinario de fin de carrera siendo su profesión la de profesor.

Alcalde de Valderredible desde el año dos mil cinco, alcalde pedáneo de Loma Somera, anteriormente también ocupó escaño en el Parlamento de Cantabria. Esto de por sí ya es reseñable pero lo mejor, para mí, es que además es ganadero de caballos hispanos bretones.


Este señor todos los días a las seis y media de la madrugada, sea invierno, primavera, verano u otoño, se da un paseo por el monte, acompañado de sus dos perros pastores vascos, para ver cómo están sus caballos así como los dos mastines que los custodian llamados Zoquete y Sira, para después llegar al pueblo, arreglarse y coger su coche para dirigirse al Ayuntamiento del Valle que está radicado en Polientes que es a su vez el pueblo más poblado del mismo o a las numerosas reuniones y actos que tiene a lo largo del día. Después por la tarde-noche regresa a Loma Somera, se cambia de ropa y va en busca de su ganado.

Es muy satisfactorio ver con los ojos propios como un alcalde tiene las botas manchadas de barro mientras camina a su paso con la cachava en la mano, en tractor o en un antiguo Land Rover, haciendo las labores propias de un ganadero.

Fernando es un hombre serio, extremadamente educado, que gana mucho en distancias cortas. Es un buen regidor, aunque no entre en su gestión porque no me corresponde. Pienso que es un fiel referente de los políticos que sirven a sus conciudadanos.

Jesús Rodríguez Arias


* Este artículo lo escribí el 1 de diciembre del año en curso y se ha publicado hoy martes 10.  Ayer lunes todo lo que he expuesto quedó de manifiesto. 

Amaneció de color blanco y azul, que son los colores predominantes cuando el día despierta mientras nieva. Teníamos cita con el médico en Villanueva de la Nía pero no podíamos utilizar nuestro coche. Fue Fernando Fernández, alcalde de Valderredible y pedáneo de Loma Somera, el que nos llevó en su propio vehículo al centro de salud y después se preocupó de que un coche que el Ayuntamiento tiene dispuesto para estos fines nos acercara a la Farmacia de Polientes para después llevarnos de vuelta a Loma Somera. Desde aquí dar las gracias a Santiago por su paciencia y amabilidad.

Nos quedamos admirados tanto Hetepheres como yo del nivel de coordinación de Fernando ante las numerosas llamadas que recibía de los cincuenta y dos pueblos que tiene a su cargo.

Ayer quedó demostrado, una vez más, lo que he querido transmitir por medio de esta mi semanal tribuna en San Fernando Información.


Vídeo grabado por Hetepheres en la mañana del domingo 8 de diciembre en plena nevada.
Al fondo se puede observar el tractor del alcalde de Valderredible y pedáneo de Loma Somera

lunes, 2 de diciembre de 2024

Santísimo Cristo de las Gotas de Sangre

 



De Él dijo Felipe II: “El que haya perdido la Fe, que venga aquí y la hallará” y os tengo que confesar que es verdad porque esta imponente talla que preside la capilla que encargara en 1566 el canónigo burgalés Pedro de Encinas al arquitecto y escultor Juan Vallejo impresiona.

El Santísimo Cristo de Burgos, también denominado de las Santas Gotas, estilísticamente es obra del primer gótico, expresando, y de qué manera, el sufrimiento de Cristo en la cruz en su expresión que se acrecientan por las heridas de su cuerpo.

En días pasados, aprovechando la temporada que estamos pasando en Loma Somera, en el Real Valle de Valderredible, (Cantabria), nos fuimos a visitar la ciudad de Burgos que nos recibió con los brazos abiertos a la historia que esta contiene. En primer lugar, visitamos la Catedral, que es majestuosa en toda su extensión, para después de almorzar dirigirnos a la Iglesia de San Gil Abad, un templo único en Burgos ubicado en una importante entrada de la ciudad antigua, en la muralla que rodeaba a la misma. Este templo es de obligada visita para los amantes de la cultura y el arte pues en sus muros albergan obras de los mejores artistas del s. XV y XVI que trabajaron en la Catedral.


Y allí, en esa Iglesia, me encontré de sopetón con este sobrecogedor crucificado. La Milagrosa Imagen del Santísimo Cristo de las Gotas de Sangre que está íntimamente vinculada a San Juan de Mata, fundador de la Orden de los Padres Trinitarios y al Convento de la orden que el mismo San Juan de Mata fundó en unos terrenos que la noble señora llamada Catalina había donado en un solar en el barrio San Martín, contiguo al Arco de San Gil. Esto ocurre alrededor de 1207.

Talla de acusada personalidad que destaca por la numerosísima cantidad de heridas que presenta. Todo el cuerpo: torso, brazos y piernas está salpicado de pequeñas laceraciones de las que manan gotas de sangre. Cuenta con corona de espinas. El paño de pureza es natural y va sobrepuesto, a diferencia de la imagen de la Catedral, no es del tipo tonel o faldellín sino de pliegues y anudado a la izquierda. La cruz es un madero tosco y pesado sin adornos.

Aunque en la calle hacía frío al entrar en la Iglesia sentí una especial calidez, visitamos las distintas capillas, altar mayor, hasta encontrarnos frente al Santísimo Cristo de Burgos. Nunca se me olvidará ese momento pues fue un flechazo directamente al corazón el que sentí en ese momento. Me senté en uno de los bancos para presenciar la impresionante talla de Jesús que se mostraba frente a mis ojos. Leí esta frase: “¡No tengas miedo, acércate a Él, ponte justo debajo de su imagen, alza los ojos y encuentra su mirada! Escucha, solo escucha, ¡¡algo te intenta decir!!

Reconozco que llevo un tiempo algo decaído, se podría decir que tengo un bajón también en lo espiritual, llevo tiempo un poco perdido y aunque veo la mano de Dios en muchas cosas de la vida no consigo seguir sus pasos como hace un tiempo. No es la primera vez que me pasa, seguramente sea el Señor el que esté podando este pobre sarmiento para que dé abundante fruto cuando Él lo quiera, aunque mientras tanto se hace duro este camino.

Por eso, ni corto ni perezoso, me puse debajo del Santísimo Cristo de Burgos, busqué ansioso su mirada, la encontré tan llena de Misericordia y Piedad que restañó con su Caridad y Salvación mi Afligido corazón tan lleno de Amargura. En el Silencio de una oración que tan solo Él y yo sabemos sentí de nuevo brotar la Esperanza que creí perdida.

Sí, el Santísimo Cristo de Burgos o de las Santas Gotas de Sangre que se encuentra en la Iglesia de San Gil Abad ha sido quién me ha puesto de nuevo en pie y ahora camino por la vida con paso temeroso, aunque firme. La imagen de este crucificado la llevo en mi mente siempre y más cuando el silencio de la noche apaga toda luz.

Jesús Rodríguez Arias


Fantasmas grises y negros

  Existen y están en nuestro pensamiento. Sería en el mes de noviembre, una noche poco antes de dormir en nuestra casa de Loma Somera allá...