jueves, 24 de octubre de 2019

España: Regreso al pasado...






Debo reconocer que mi primera y única imagen de Franco fue en las Pompas Fúnebres que con todo boato se hicieron en memoria del anterior Jefe de Estado. La vetusta televisión retransmitía en blanco y negro mientras la familia miraba expectante, yo a mis cinco años sin reconocer a nadie, en la salita familiar que llamábamos el cuarto rosa porque estaba encalado, en esa fecha la pintura era cosa de gente pudiente, en dicho color.

Alrededor de la mesa mi madre, mis hermanos, mi tía Magdalena, Tata seguían  todo lo que estaban retransmitiendo mientras yo, he de confesarlo, jugaba con Coro que era ese monumental gato medio ciego cuya única misión era tener a raya a los ratones que venían del pozo o del cercano túnel que estaba junto a uno de los muros de la Iglesia Conventual del Carmen. Túnel que utilizó mi madre cuando era pequeñita junto a su familia tuvieron que esconderse en tiempos de la República porque su casa, que es la misma de mi infancia, estaba marcada porque mi abuelo era militar y un católico reconocido. Pero de eso es mejor no hablar porque al parecer ese tiempo “idílico” no existió…

Mi padre estaba en Comisaría porque esos días eran algo “difíciles” y desde la alta responsabilidad que ejercía lo normal es que se pasara días completos en su despacho.

Reconozco que tengo una imagen muy difusa de mi padre Juan José, murió dos años después de un cáncer en el aparato digestivo y si quiero recordarlo solo se me aparecen flashes en la nebulosa de la memoria.

Lo que he podido percibir en mis años mozos es que gracias a la modélica Transición que se hizo en España todos los españoles intentamos poner freno y coto a nefastos recuerdos, a horrendos sentimientos que tienen como base el dolor que sufrieron todos antes, durante y después de la Guerra Civil porque para que se enfrentaran dos partes de España es porque una rompió la baraja y la otra la terminó.

Hoy muchos de los que se alegraron del entierro de Franco han muerto, hoy son  muchos menos de los que se creen esos “iluminados” que necesitan pasar a la historia por modificar la misma los que piensan que el acto de desenterrar al General Franco del Valle de los Caídos 44 años después de su inhumación se alegrarán, se sentirán reconfortados, sentirán este acto como si fuese una “victoria” de los vencidos porque hay también otra parte de personas de izquierdas, de ideas y convicción, que han vivido en primera persona lo que fue la guerra, la post-guerra y el dolor, que se mantiene indeleble, de ver como su padre y sus hermanos lo sacaban de casa para no volver más. Personas mayores, ancianas que con lágrimas en los ojos te cuentan ese momento de desgarro que sufrieron pero que con los años, gracias a sus convicciones, a sus respectivas familias supieron caminar hacia adelante sin mirar demasiado para atrás.

Esas personas que han sufrido en primera instancia los estertores de la guerra y la arbitraria política de los caciques que ordenaron matar a muchos no tanto por las ideas sino por sus propios intereses.

Son muchos años escuchando a nuestros mayores desde el respeto, desde la comprensión, desde el sepulcral silencio y por eso cuando he visto todo lo relativo a la exhumación del General Franco para mayor honor y gloria del presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez que comanda un gabinete que en más de 14 meses no ha hecho nada destacable salvo el sacar los restos del General de su tumba y abandonar a la Policía Nacional mientras eran machacados en las calles de Barcelona por los terroristas insurgentes que “protestaban” por la sentencia del Tribunal Supremo para con el Procés así como dar ala a los proetarras, los radicales ropasueltas podemitas y a los independentistas catalanes a los cuales les debe el ser el presidente, en funciones, del gobierno de España.

Qué hay muchos que le alegrarán lo que hoy se ha hecho con el cadáver de Franco no hay que dudarlo, que otros les molestará como si se lo hicieran a ellos también, que otros, como puede ser mi caso, vea más normal que descanse junto a su esposa que en la monumental basílica pero no de esta forma, no de este modo, no con tanta altanería, tanta chulería, por parte de los que ahora mandan así como la cobardía de otros que al menos tendrían que haber apoyado a los monjes benedictinos ante el secuestro y profanación de su Basílica. Esta Iglesia que pastorea Francisco es más de gestos y acoger ritos impropios su doctrina que asumir los problemas de los que son y se siente Iglesia. España no está en el itinerario del Padre Jorge y es una lástima porque entre unos, otros y el de la moto están muchos perdiendo incluso la fe.

El ser una persona ciertamente moderada, el intentar comprender y empatizar lo que te están contando, el ponerte de frente incluso con esos que siendo los herederos de los gobernaban su parcelita de poder intentan mantener su discurso, el ser consecuente con lo que piensas pero también asumir que gracias a las enseñanzas de los demás, de sus vidas, palabras, silencios y emociones, todo puede cambiar porque el pensamiento no es inamovible sino todo lo contrario. Hubo un tiempo en la historia de España que había dos partes muy enfrentadas, dos partes que hicieron mucho daño, dos partes que cada cual quiso aniquilar a la contraria. Una en plena II República, en el llamado Frente Popular, las dos en la Guerra Civil, y la otra en la Dictadura de Franco aunque más en los primeros tiempos que en los últimos.

Nuestra actual España no se puede permitir vivir de nuevo esa clase de división y eso lo dicen algunos, casi centenarios ya, que formaron parte de una parte u otra porque desenterrar a un muerto no tiene validez ninguna, palabras textuales de un comunista de los de entonces que me da lecciones vitales de lo que es la concepción de nuestra Nación. "Lo que deberían hacer, me dijo, es intentar localizar a los muertos de cada uno, sin atisbo de política, sin ninguna acritud, y enterrarlos en la intimidad de cada uno con sus familias". Personalmente os confesaré que comprendí su postura porque defiende con voluntad el encontrar a sus familiares muertos en la guerra o después de esta pero no para hacer política, no para entrar en el juego de la memoria histórica que tanto daño está haciendo a España sino para que su padre, su tío, su abuelo, su hermano, su primo, sean enterrados juntos en el nicho familiar tan sencillo y tan humano como eso. La memoria histórica, y sé que esto escocerá a muchos, como está diseñada es un montaje que lo único que persigue es lo que persigue, con ayuda de los correspondientes fondos públicos, y que no es otra cosa que dividir en el odio a España. Yo, estoy de acuerdo que los familiares quieran rescatar del olvido los restos de sus familiares y enterrarlos junto a ellos pero lo demás es un negocio se mire por donde se mire… Porque a ver, ¿cuántos viven de eso llamado "memoria histórica? 

¿Quién me iba a decir que rozando los cincuenta años volviera a mi tierna infancia y contemplara igual de impactado la exhumación del General Franco de su tumba del Valle de los Caídos? Aunque esta vez no están conmigo los que estuvieron alrededor de esa mesa camilla del cuarto rosa de nuestra infancia porque casi todos ya no están con nosotros ni mi padre está en su despacho de Comisaría pues como todos nuestros mayores, que vivieron ese antes, el durante y el después de la guerra, ya están también muertos como lo está Franco, como lo está la mayoría de españoles que protagonizaron ese momento en España.

Hoy no es la victoria de los vencidos, hoy aunque pase a la historia no será un día histórico para nuestra España, hoy muchos se alegrarán, a otros les indignará, otros pasarán del tema y criticarán porque pudiendo mirar al futuro construyendo día a día el presente prefieren desenterrar los odios pasados porque creen que eso es bueno para sus espurios intereses y no olvidad a quienes hoy estáis henchidos en gozo, algunos por edad y otros por odio transmitido que vivir en el eterno rencor no trae cuenta porque te hace nada más y nada menos que un desgraciado de por vida, un desgraciado que decide serlo por voluntad propia.

Tanto mi mujer Hetepheres, ella es historiadora y sabe algo de esto, como yo somos hijos de la Transición, de ese ejemplar acuerdo que hizo que entre todos nos uniéramos para trabajar por el futuro de una España libre y democrática donde cupiéramos todos sin distinción de creencias, raza, sexo, ideología u opinión porque todos somos necesarios para aportar nuestro necesario granito de arena para trabajar por y para España.

Personalmente soy democristiano y monárquico, amo a España y defiendo la Constitución vigente y España porque es mi casa, mi Nación, mi Patria.

Y nosotros, por ejemplo, tenemos familiares enterrados en Paracuellos del Jarama, ya solo por eso somos dos "asquerosos fachas", pero los dos preferimos hacer lo que debamos en el presente y contribuir para un más que alentador y justo futuro no tanto para nosotros sino para los que vienen detrás.  Es lo que llevamos haciendo los españoles desde siempre mientras el gobierno, y el presidido por Sánchez es desastroso, mira según qué bastardo interés… 

Hoy pienso que no es un buen día para España pero tampoco para Pedro Sánchez y quienes los que lo acompañan en esta travesía estén donde estén y sean quienes sean.

Y he llegado a la conclusión que he querido reflejar en este artículo gracias a las conversaciones con personas de izquierdas como de derecha que vivieron los rigores del antes, del durante y el después de la guerra, todos con demasiadas víctimas de familiares que todavía lloran con su corazón, y que solo piden dejen a los muertos en paz y todos hagamos que esta España tenga futuro porque como está no lo ven claro…

Hay que escuchar más, comprender, respetar, empatizar, construir más y hablar menos. Si lo hiciéramos además de aprender también seríamos más sabios porque nos nutriríamos del poso de la sabiduría que son nuestros mayores y que los doctos de este mundo que creen saberlo todo ni los quieren escuchar salvo para que le den la "razón"...

Hoy a las 15.30 horas, el Presidente en funciones Pedro Sánchez ha dicho en una declaración institucional que “España cumple consigo misma”…

Ahora le pregunto yo, Don Pedro, ¿y usted cuando va a cumplir con España?

Jesús Rodríguez Arias

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