Durante estos pasados días me he dejado envolver por el silencio para que brotaran libremente las palabras.
Sandra se titula mi semanal tribuna de opinión en San Fernando Información.
Jesús Rodríguez Arias
SANDRA
Cuando en la noche, casi
madrugada, del pasado domingo seis de octubre supe de la luctuosa noticia de tu
fallecimiento he de confesar que algo se me resquebrajó de la cabeza a los
pies. Fue una somera, cariñosa y elegante publicación de mi querido amigo y
hermano Leo López Carrasco la que me puso en sobre aviso. Después sendas
publicaciones de las Hermandades del Rocío y de Jesús Nazareno de La Isla
corroboraban los malos presagios. Sandra Rosa Gutiérrez había muerto dejando
desamparada en el dolor a su familia y muy especialmente a su marido José Luis,
buen amigo y hermano, así como a su pequeña hija Carmen.
Este tipo de situaciones son
inconcebibles para el ser humano, no logramos llegar a entender el por qué una
mujer joven y con tanto que hacer en la vida como ella había muerto. Solo desde
la Fe, la Esperanza y el paso del tiempo se puede llegar a sobrellevar tanto
dolor y desconsuelo.
El Amor traspasa fronteras, no
tiene idiomas, ni credo. El Amor todo lo sufre y perdona si este es verdadero. El
Amor, al final, es lo que nos lleva a las puertas del cielo, lo que queda en la
memoria de los que aquí permanecen. Y Amor, con mayúsculas, es lo transmitía
Sandra hacia su hija Carmen y su marido José Luis, a su familia, amigos,
devociones. Amor a María Santísima Reina del Rocío, Amor a Jesús por siempre
Nazareno. Personas como ellas nos dejan como imborrable testimonio que sin Amor
no vale la pena absolutamente nada.
Conozco a José Luis Sánchez
Mellado desde hace ya tantos años que mi memoria divaga en la nebulosa del
tiempo. Sé que es un luchador nato al que la vida no se lo ha puesto fácil. Sé
que es capaz de sacar fuerzas de flaquezas para llevar adelante a sus hijos. Sé
que es poseedor de una fuerza interior que hace sea capaz de levantarse de las
peores caídas. Sé que el dolor que sufre en su desgarrado corazón es inhumano,
pero también sé que seguirá para adelante dando todo a su hija Carmen,
transmitiéndole los grandes valores que atesora, las virtudes que tenía su
madre, para hacer de ella una gran mujer como lo fue Sandra. Le costará
sonreír, pero lo hará por Amor.
Hoy escribo en esta mi semanal
tribuna algo que nunca querría haber hecho, aunque es de justicia el que se
publique en San Fernando Información pues no todos los días alguien es capaz de
unir tantos sentimientos de pesar. Sí, porque nuestra bendita Isla de León
comenzó la semana pasada con colores de luto. Sentimiento de dolor que ha
llegado a muchas partes de nuestra bendita España como este pequeño pueblo de
la Cantabria interior llamado Loma Somera. La Virgen de la Bien Aparecida
conoce a Sandra, a su marido y pequeña hija. Ante Ella rezo todos los días.
José Luis no se encuentra solo
pues gracias a Dios está con él la familia y esa legión de amigos, verdaderos
hermanos, que siempre han estado a las duras y también a las maduras. Todos con
él cobijarán y cuidarán de ese pequeño tesoro llamado Carmen. Ella es el
asidero al que hay que agarrarse en los momentos de vacío y soledad. Ella es el
presente, pero sobre es el futuro que hay que cuidar. Lo conseguiréis con la
fuerza de Dios y Amor que os transmite Sandra a diario desde las eternas marismas
celestiales donde habita la Paz y la Vida.
Necesitaba escribir y
transmitir a José Luis, a Carmen, a sus seres queridos estos sentimientos de
hondo pesar por el fallecimiento de Sandra. Los años me han enseñado que es me
es más fácil escribir a corazón abierto que decir palabras a viva voz. Además,
lo que se escribe queda in sæcula sæculorum.
Sobrecogedor el mensaje de mi
querido José Luis Sánchez Mellado en la noche del pasado martes dirigido a su
mujer. Comenzaba así: “Fue un placer cuidarte en esta travesía de mar
gruesa. Fuiste muy valiente y te dejaste la vida en tener una sola oportunidad,
para nuestra hija.” Eso es simple y llanamente Amor.
Descansa en Paz Sandra.
Jesús Rodríguez Arias
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