Las víctimas del Covid-19 han sido la excusa para montar un acto en el que se conseguían varios propósitos como era aislar a la religión católica así como las demás creencias, ningunear los símbolos patrios así como montar a la vista de todos un acto de una línea muy esotérica tirando a promasónica.
Ni el "homenaje" ni la vestimenta de algunos representantes de nuestro país ni nada de nada se puede considerar de Estado.
Con el mismo parece que este gobierno inaugura una nueva era. Parecen que han querido decir al mundo: ¡Bienvenido al neopaganismo "ilustrado"! ¡Hasta siempre el humanismo cristiano!
Pues van listos...
Jesús Rodríguez Arias
El
acto civil de Estado que no ha tenido precedentes según el gobierno, cosa que
hay que alegrarse pues desde la guerra civil no ha habido tantos muertos en tan
poco tiempo en España, ha quedado desfigurado en el fondo como en las formas,
gestos y vestimentas de algunos de los altos, que no dignos, representantes de
este país.
El
laicismo que preconiza este gobierno ha hecho que se haya quitado todo matiz
religioso, más concretamente de la religión católica que ha sido arrinconada
por los organizadores aun siendo la mayoritaria en España. Un acto que no fue un
funeral ni tampoco de Estado. Un acto con una simbología neopagana que no tiene
equivalente en lo que se ha podido ver en otros países en el cual destacaba una
gran carga esotérica y nada de lo allí dispuesto estaba por casualidad. Con este peculiar homenaje a las víctimas del
Covid-19 lo que se ha hecho es introducir una nueva forma de ritualizar el
dolor donde desaparece todo lo conocido hasta ahora. Sentados alrededor de una
llama los precursores de esta nueva era quieren acabar con el humanismo
cristiano y abrir los brazos al neopaganismo mientras introducen una nueva
“religión”: La del estado.
Este
homenaje tiende a ser irreal toda vez que el gobierno no ha ofrecido lo que es
la cifra real de los fallecidos por culpa del Coronavirus siendo la versión
oficial de 28.315 aunque bien sabemos que esa cifra se aleja mucho de los más
de 45.000 según el INE, registros civiles o del sistema de vigilancia de la
mortalidad MOMO.
La
consigna era asistir de azul marino en vez de negro y salvando excepciones como
Sus Majestades los Reyes de España, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía,
representaciones internacionales, de los expresidentes solo Aznar iba de
escrupuloso luto al igual que algunos institucionales asistentes, contrastó con
el festivo atuendo de otros como el uso de esmoquin del descamisado
vicepresidente segundo así como los que lucieron chaqueta sin corbata que amén
de una falta de respeto es una auténtica catetada en este tipo de actos en los
que se requiere un imprescindible protocolo y saber estar.
Destacó
el traje negro de la presidenta del Congreso aunque algo corto y con amplias
aberturas a cada lado que innegablemente hacían lucir piernas cosa que no se
veía muy apropiado para un acto de estas características. Quién se llevó la
palma fue sin lugar a dudas la presidenta del Senado, Doña Pilar Llop, que no
solo no lució de color oscuro sino que apareció con un vestido más de un acto
festivo que uno que se presumía de luto en recuerdo a los fallecidos por el Coronavirus.
Los comentarios en las redes sociales y en la calle hacia las hechuras de
nuestros representantes estatales no se pueden reproducir por decoro a ustedes
y estas páginas. De las mascarillas utilizadas por algunos de los asistentes
mejor no extenderse mucho. Algunos twitteros progres han criticado la del
expresidente Aznar por llevar la bandera de España, que escuecen los colores
patrios, pero la de tiburones del Dr. Simón, las reivindicativas ropasueltas o
la del presidente de Cantabria con su bandera regional no tienen desperdicio. Solo
faltó algunas de clubes de fútbol. Del Cádiz no pues este equipo no es del
agrado de Illa y Simón…
S.M.
el Rey, D. Felipe VI estuvo excepcional en el discurso que ofreció en este acto
civil de Estado y que dejó mensajes que no puedo obviar: “Este acto no puede
reparar el dolor de muchas familias por no haber podido estar a su lado en sus
últimas horas; ni mucho menos atenuar la tristeza por su ausencia; pero si
hacer justicia a su vida, a su contribución con la sociedad, a su memoria.”
Cómo siempre el Jefe de Estado supo estar a la altura y hizo ver a todos el
único motivo por el cual estaban allí congregados.
Desgraciadamente
este acto lleno de matices neopaganos ha pasado sin pena ni gloria pues entre
unos y otras le han quitado la esencia y han rebajado a ínfimos niveles la
dignidad y justicia que merecen las personas que han fallecido por culpa del
Coronavirus, el pesar de tantas familias así como el sufrimiento de todos los
que tuvieron que luchar a pie de virus.
Jesús
Rodríguez Arias
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