¿Para ti quiénes son héroes? ¿Los que salen en los comics, los que salen en las portadas de los periódicos o quienes realizan actos heroicos que sirven de referencia para los demás?
Hay superhéroes, héroes y también héroes anónimos y precisamente de estos últimos va mi semanal tribuna de todos los lunes.
Jesús Rodríguez Arias
HÉROES
ANÓNIMOS
Haberlos
haylos y son más de los que nos podemos imaginar. No voy a hablar de los
eternos superhéroes con los que crecimos, no voy a hablar de esos héroes
reconocidos con nombres y apellidos, nos voy a hablar de gestas que cambiaron
la historia de la humanidad.
Los
héroes que hoy protagonizan mi semanal tribuna de todos los lunes tienen
nombres y apellidos, son personas que sienten y que viven en nuestra
cotidianidad. ¿Y por qué héroes? Porque asumen y encaran la vida no desde la
resignación sino desde la Esperanza.
Estos
héroes anónimos nos los encontramos todos los días en la calle pues son
personas normales aunque ellos no se consideren héroes porque lo que hacen o lo
que sufren lo ven desde esa normalidad en la que se ha convertido su vida.
Algunos
por sus profesiones, y más en tiempos de pandemia, se han convertido en héroes
para nuestra sociedad: Sanitarios, miembros de los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas, quienes trabajan en Farmacias,
profesores, maestros, empleados públicos, trabajadores de supermercados o
tiendas, funerarios, sacerdotes… Sí, esos héroes anónimos que en tiempos del
confinamiento todos los días les dábamos las gracias a las ocho de cada tarde.
Por
supuesto las víctimas del Covid, sobre todo los que han fallecido en la más
triste soledad, también entran dentro del apartado de héroes pero estos para la
fría estadística no tienen nombres ni apellidos.
Pero
también son héroes anónimos esos que sufren los terribles estertores de una
enfermedad como el cáncer, parkinson, alzhéimer, depresión, crohn, colon
irritable, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, artritis, epilepsia,
diabetes, esclerosis múltiple, lupus, esquizofrenia, síndrome de rett, Epoc,
ELA y todas aquellas enfermedades que no se ven hasta que dan la cara.
Héroes
anónimos los que padecen la enfermedad y superhéroes sus cuidadores que suelen miembros
de sus familias. Como enfermo, sin ningún tipo de heroicidad por mi parte,
puedo decir que el sabor más amargo de una enfermedad crónica se lo lleva la
pareja, los padres, hijos y demás íntimos allegados que ven con impotencia como
ese ser querido deja de ser él para convertirse en otra persona muy distinta a
esa que conocieron cuando estaban sanos.
Los
enfermos de cualquiera de estas enfermedades o de otras que existen y que no he
podido nombrar porque me faltaría espacio son verdaderos héroes anónimos pues
soportan en sus cuerpos de carne y hueso el dolor, la falta de fuerzas, el
miedo ante ese umbral desconocido que se abre ante sus miradas. Algunos la
asumen con rabia otros con desesperanza y todos con miedo pues quién diga lo
contrario miente. Algunos depositan esa rabia en aquellos que no tienen culpa
de nada y otros, la mayoría, la asumen no con frustrada resignación sino con
esa clase de valor que nace de dentro para fuera para plantarle cara a los síntomas
de su patología. En estos casos es muy importante la Fe porque en ella
encontramos ese asidero llamado Esperanza.
Es muy
duro verte consumido y lleno de dolores cuando te diagnostican un cáncer, es
muy duro también su tratamiento, es muy duro ver como ese ser querido no se
acuerda ni de sí mismo por culpa del alzhéimer, es muy duro enfrentarse al
dolor continuo cada día limitando tu vida a causa de la fibromialgia, es muy
duro ver como esa persona tan llena de alegría está sumida en el negro pozo de
la depresión, es muy duro el comprobar como aquél que se comía el mundo
necesita de oxígeno para respirar y es muy duro saber como ese querido amigo
tan lleno de fuerzas y vitalidad ahora está sentado en una silla de ruedas,
perdiendo fuerzas por cada día que pasa y asumiendo su día a día con la
inquebrantable ilusión de que encuentren algún tratamiento eficaz contra la
ELA…
Son
verdaderos héroes anónimos que padecen la enfermedad viniéndose abajo y
levantándose después, son esa clase de personas llenas de esa clase de
paciencia y Esperanza que da la misma enfermedad y que ofrecen a diario
verdaderos testimonios de como vivir la vida que les ha tocado.
Los
verdaderos héroes no están en los comics ni en las portadas de los periódicos
sino en la intimidad de sus casas…
Jesús
Rodríguez Arias
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