SILENCIO
Sinónimos o afines de silencio
según la RAE: Mutismo, afasia, afonía, paz, sosiego, tranquilidad, calma,
reposo, omisión, ocultación, secreto, misterio, reserva, disimulo, sigilo,
prudencia, discreción, circunspección…
De la clase del silencio que
hoy os quiero hablar no entra tanto dentro de la afasia o la afonía sino en los
demás sinónimos antes descritos porque todos ellos es lo que provoca la
voluntaria exposición al silencio.
Estamos en un mundo en la que
la sociedad vive aseteada por tantos ruidos externos como internos.
Tanta información como manejamos, la inmediatez en todo cuanto percibimos, las
redes sociales que sirven para unir como desunir, los medios de comunicación
que informan según la línea editorial que cada uno tenga, internet que bien
usado es capaz de lo mejor pero si se utiliza para torcidos fines puede ser
destructivo, el escuchar a todos sin los necesarios filtros hacen que tomes
partida por causas que la mayoría de las veces ni nos van ni nos vienen y un
largo etcétera donde cada cual podrá añadir lo que quiera.
De ese ruido ambiente es más
fácil alejarse, aunque nos cueste Dios y ayuda conseguir abstraernos de las
cosas del mundo, pero con tiempo y voluntad se consigue. Más complicado es
alcanzar el silencio interior que es el que nos lleva a la paz, sosiego,
tranquilidad, reposo, circunspección porque para llegar hasta este fin es
necesario enfrentarte a todos nuestros miedos que nos acogotan y hacen huidizos
de nuestro propio ser.
Ya hemos conseguido abstraernos
de la mundanidad que nos aleja de todo pensamiento, meditación, espiritualidad.
Ahora hace falta conseguir con la ayuda de Dios sentir y disfrutar del silencio
interior. Esto no es moco de pavo, creo que se tiene que haber alcanzado un
grado de madurez en la vida y en la Fe para intentar llegar a conseguirlo.
Es verte reflejado en un
imaginario espejo en la desnudez más absoluta pues ante tus ojos se refleja toda
tu vida, lo que hiciste y dejaste de hacer, las veces que has caído y las que
te has logrado levantar, lo que sientes y en verdad anhelas, a quienes quieres
y tu comportamiento con los mismos, cuando la brutalidad de la vida te destrozó
y con los mimbres que disponías tuviste que salir hacia adelante. No es tanto el equilibrar tu debe y haber en
el pasado como en el presente sino asumir que en verdad eres es un hijo pródigo
que necesita ir al encuentro del Padre.
Esto que he intentado detallar
no es para nada fácil sino todo lo contrario. Se consigue con mucho dolor
porque a todos nos cuesta admitir nuestra verdadera realidad. Antes de llegar a
sentir y vivir en ese silencio interior y existencial tendremos que haber
sufrido sentimientos de soledad, abandono, inmensa tristeza, desarraigo,
alejamiento de todo y de todos. No es un camino de rosas que tenga tiempo
definido para llegar a la meta porque todos somos diferentes y necesitamos
nuestro espacio para conseguirlo.
Pero llega un día, cuando Dios
lo quiere, que sientes que ese silencio interior impregna todo tu ser, se
sientes feliz y en paz contigo mismo aun sabiendo que en el pasado no hayas
hecho las cosas demasiado bien. Eres capaz de querer a los demás porque con
este necesario y sufrido ejercicio de introspección personal has conseguido perdonarte
y valorarte. No se puede dar a los otros lo que uno no tiene para consigo
mismo.
Tengo que reconocer que los
más de cuatro meses que hemos vivido en Loma Somera, pueblo de muy pocos
vecinos en el Real Valle de Valderredible (Cantabria), me han servido no solo
para alejarme de lo mundano sino también de poder realizar un necesario reseteo
interior que me ha llevado a disfrutar ahora mismo de lo que es el silencio
interior y aunque mis propios ruidos, entiéndase como la respiración, dar el
paso, los continuos pensamientos, van conmigo no son dañinos pues forman parte
de mi experiencia vital.
Ahora vivo en paz, en el
deseado sosiego que me lleva gozar de la tranquilidad de conciencia y la
reposada calma. Ahora tengo claro lo que quiero en la vida, ahora sé que todo
está en manos de Dios.
Jesús Rodríguez Arias
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