Hoy en día tiene colores y sabores del norte...
De mi otoño os hablo en mi semanal tribuna de todos los lunes en San Fernando Información.
Jesús Rodríguez Arias
MI
OTOÑO
Hoy en día tiene colores y
sabores del norte. Disfrutar paseando sobre una alfombra cobriza de hojas
recién caídas de los centenarios robles que nos rodean, de humeantes guisos que
reconfortan cuerpo y alma.
Este año nuestro otoño se ha
anticipado desde que llegáramos a Loma Somera, bonito pueblo del Real Valle de
Valderredible, en la Cantabria interior en la que habitamos. El lunes dos de
septiembre salimos con bastante calor de Villaluenga del Rosario, que estaba en
plena fiestas, y tras breve paso por Jerez de la Frontera pusimos carretera y
aire acondicionado con destino el norte de España.
Paramos en una estación de
servicios que se encuentra situada en la Autovía Ruta de la Plata, más
concretamente en Villafranca de los Barros, provincia de Badajoz. Allí
descansamos algo, tomamos un tentempié y nos dio tiempo para dar un pequeño
paseo a Enriqueta y Fernanda. Hacía bastante calor. Siguiente parada ya por la
tarde en Béjar (Salamanca), en la antigua estación de ferrocarriles, convertida
en “Vía Verde” donde pueden estacionar las autocaravanas un máximo de cuarenta
y ocho horas. También hacía calor.
Tras este descanso nos
dirigimos ya hacia Cantabria pues intentábamos llegar a Loma Somera pasadas las
once de la noche cosa que se cumplió. Cuando lo hicimos el mercurio señalaba
nueve grados centígrados. Pasamos del tórrido verano al otoño-invierno en no
más de catorce horas.
A finales de verano y
principio de cada otoño comienzan las actividades en instituciones académicas,
civiles y religiosas. Me ha alegrado y mucho la Exaltación Poético-Musical en
honor de la Hermana María Cristina de Jesús Sacramentado que está organizado
por la cantautora Rosa María Salceda y que en esta ocasión ha contado con la
participación de mi querida hermana Gema María Rodríguez Estévez que leyó un
reflexivo texto salido de su corazón que emocionó a cuantos la escucharon de
viva voz.
Sí, es el otoño un tiempo para
hacer, programar, así como orar y pensar. La vida adquiere otra tonalidad, el
paso se hace más pausado, nos va preparando para el duro invierno. El pasado
martes un amigo de Requejo me decía que igual que cuidamos el cuerpo también
debemos hacerlo con la mente pues en caso contrario lo normal es que nos
vayamos idiotizando que es el estado en el que nos quieren los poderosos. Por
eso es imprescindible, debería ser incluso recetado por los médicos, el
cultivar momentos de meditada oración y pensamiento. Quién tiene clara la mente
también lo tiene el corazón y por tanto el cuerpo. ¿De qué nos sirve estar
musculados y tener un atlético cuerpo si no sabemos qué hacer con él? Buena
alimentación, ejercicio físico y también dar el tiempo necesario a ejercitar la
mente, hacer trabajar las neuronas, que nos abren las puertas de conocimiento,
así como de la Fe. A mí la buscada soledad, lo he de reconocer, en la que me
hallo en Loma Somera es la mejor simiente para pensar y escribir. Ese silencio
solo roto por el agua de la cercana fuente, los ladridos de los perros, el
rebuznar de los borriquillos o Félix, nuestro gatito cántabro, que maúlla
sonoramente para captar nuestra atención, es gozoso manantial pues nos adentra
en la interiorización más personal que nos hace buscar la Verdad que nos hace
Libres.
El otoño es más de puertas
para adentro, de disfrutar de la vida, de los parajes naturales que nos rodean,
de la compañía de nuestros seres queridos, de momentos de soledad leyendo al
calor del crepitar de la chimenea o escuchar música que siempre relaja.
En San Fernando estamos
celebrando la efeméride de cuando España fue una Isla, cuando nos erigimos
junto a Cádiz en los bastiones patrios que defendían nuestra existencia frente
al ejército francés que quería invadirnos en la Guerra de la Independencia. No
se lo permitimos pues fueron muchos los españoles de todo el territorio
nacional los que le plantaron cara, a costa de sus propias vidas. Esa defensa
de la Libertad hizo que venciéramos al todopoderoso Napoleón Bonaparte. Ojalá tuviéramos
la valentía de defenderla donde la misma es diariamente agredida.
Otoño con sus colores cobrizos,
el sol amarilleando y esperando que la lluvia moje nuestros campos…
Jesús Rodríguez Arias
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