Este joven agricultor que fue símbolo de defender los derechos de los agricultores en Aragón, involucrándose en la "Tractorada " de febrero de 2024 llegando a las puertas de la Aljafería, convirtiéndose en un icono de la lucha agraria que tenía un corazón solidario, como lo tienen los que trabajan en el campo, se marchó para ayudar en la DANA de Valencia y limpiar con su tractor el Barrio de Catarroja, fue encontrado muerto el pasado miércoles 9 de julio en una de las dependencias de sus tierras en Belchite, Zaragoza.
Antes había publicado en redes sociales un mensaje a modo de despedida: "No aguanto más presión" "no aguanto trabajar 18 horas para no vivir". "No aguanto estar discutiendo todos los días con gente, no aguanto más inspecciones de Hacienda ni de Trabajo".
David, que a los quince años decidió quedarse en el campo y apostar por este sacrificado modo de vida. Con su marcha será "por siempre la imagen por la supervivencia del sector" ha manifestado AEGA.
En el perfil de Instagram de asociacionaega ha realizado esta publicación
"Réquiem por un campesino aragonés "
Se llamaba David Lafoz Gimeno. Tenía 27 años. Era agricultor, de los de verdad, de los que sienten la tierra en las manos y el alma en cada surco.
Comprometido con su oficio, con su gente, con su tierra. Estuvo en las movilizaciones del campo, en la del 24 y en todas las que vinieron después. Fue el primero en llegar a la Aljafería con su tractor, símbolo de una lucha pacífica, digna, valiente. No buscaba titulares, buscaba justicia.
Cuando hubo inundaciones en Valencia o en su comarca de Belchite, también fue de los primeros. Siempre estuvo cuando se necesitaba a alguien. Pero luchar tiene un precio. Le llegaron multas, inspecciones, acoso institucional. ¿El delito? Defender el campo. Alzar la voz. Decir basta.
Hoy su muerte nos sacude. Como en “Réquiem por un campesino aragonés”, la historia se repite. Siempre hay un “Paco el del molino” que paga con su vida las consecuencias de una política injusta, lenta, insensible.
David representaba a una generación que no se resigna. Que cultiva, que protesta, que propone. Que no baja los brazos ni cuando todo pesa. Que no se esconde. Que no se calla.
Los que deberían protegerlo, lo dejaron solo. Y aún peor: lo señalaron. Lo castigaron. Le dieron la espalda.
La agricultura aragonesa y española llora su pérdida. Porque con David no solo se va un joven agricultor, se va un ejemplo de dignidad, compromiso y humanidad.
Pero su memoria no caerá en tierra baldía.
Su legado germinará en cada lucha, en cada campo, en cada tractor que avance con esperanza.
Casi dos mil personas despidieron a David en su funeral en la Iglesia de San Martín de Tours en Belchite. La conmoción era el sentimiento que lo inundaba todo.
Según quienes lo conocieron era un hombre de principios, valiente, honrado, de los que creía en la justicia, en la verdad, en la coherencia de vida. Un hombre educado en virtudes que vivía en una sociedad cada vez más alejada de los valores que la hacen fuerte. Un mundo donde todo vale y cuando luchas por tus derechos y de los que te rodean no solo te da la espalda sino que te hace la vida totalmente imposible.
La vida y también la muerte de David Lafoz debe hacernos pensar a todos el sufrimiento y las trabas que tienen nuestros agricultores y ganaderos de los que nadie se acuerda, de los cuales nos alimentamos pues generan con su esfuerzo y trabajo la materia prima con la que nos sustentamos. El día que se acabe con el campo el mundo habrá dado un decidido paso hacia la propia autodestrucción por mucho que diga la maléfica agenda 2030.
Para que la vida y obra de David no caiga en el olvido deberíamos comprometernos cada uno de nosotros en que su memoria no desaparezca en el olvido, defendiendo a nuestros agricultores y ganaderos.
Me decía un viejo ganadero que ninguno de nosotros teníamos nada pues era del Estado. Éste nos lo deja en "usufructo" y aunque figure como nuestra propiedad pagamos por tenerlo y cuando el sistema quiere nos quita todo sin más ni más.
Esto le ha pasado a David Lafoz. Su pecado enfrentarse a los poderes públicos por defender lo que en conciencia tenía que defender.
Toda mi admiración a su eterna memoria. Mi pesar a su padres, familia, AEGA, amigos así como todos los que admiraban su valentía y honradez de vida.
Ya descansas en paz, ya las cosas de este mundo se quedaron aquí, muchos te lloran y recuerdan, a otros la conciencia no les dejará dormir, se lo merecen, y al resto les pido no dejar morir en el olvido el recuerdo de este joven y valiente agricultor.
Jesús Rodríguez Arias
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