Y en Libertad tendría que ser lo normal, corriente, lo deseado y anhelado por todos sin excepción y más para aquellos que son Libres en la Verdad y por eso no se dejan subyugar por los colorines del mundo, por deseos desenfrenados, por acaparar poder sobre todas las cosas...
Ahora bien, es muy complicado cuando eres Libre pero careces de Libertad para vivirla en plenitud.
En este mundo, que parece muy alejado de Dios, ser Libres es algo consustancial al ser, es decir, de puertas para adentro, y vivir en Libertad es más en la esfera pública. Desgraciadamente en esta época del Siglo XXI que nos ha tocado en suerte la Libertad es un derecho que no todo el mundo puede disfrutar. La sociedad está demasiado encorsetada en ideas que no llevan a nada más a prohibir por prohibir, donde asumir como verdadero lo que diga en cada momento el pensamiento único porque los que tienen pensamiento propio y crítico se han convertido en unos verdaderos apestados a los que habría que perseguir y condenar al ostracismo personal, social y mediático.
Todavía al día de hoy existen cristianos perseguidos en países de Oriente que son apresados e incluso matados por vivir en el Fe de Cristo. El ser provida es ver coartada tu misión de defender la Vida de forma pacífica frente a las clínicas abortistas simplemente porque el NOM está implantando, y de qué forma, la cultura de la muerte.
De la persecución no se libra nadie pues al parecer sobramos muchos más de los que la pandemia se llevó por delante. Sobran los que se han convertido en invisibles en un mundo demasiado avanzado tecnológicamente pero cada vez más alejado del humanismo como los transeúntes, ancianos, nasciturus, mujeres embarazadas, desempleados, personas sin recursos, sacerdotes, fieles católicos y un largo etcétera.
La persona en cuestión puede sentirse libre aunque no viva en libertad. Es decir, no se deja aprisionar por los factores externos para sentir con alegría que se encuentre donde se encuentre es Libre. Eso en definitiva es un don de Dios y cuando así lo asumes observas desde la realidad que por mucho que el mundo se ponga frene a ti nada pueden hacerte porque podrán destruir el cuerpo pero no conseguirán hacer ni un rasguño al alma. Lo importante es tener conciencia de eternidad, que aquí estamos de prestados, que nadie se va a quedar por más que quiera, por más que vendan sus almas al mismo diablo no vivirán ni un segundo más que el tiempo que tienen establecido. Que se lo digan a los tiranos que han gobernado con crueldad causando millones de víctimas innecesarias y que ahora están más seco que una mojama.
La vida, como tal, no nos pertenece porque es propiedad de Dios.
Ahora, aunque muchos puedan pensar lo contrario, vivo Libre y en Libertad porque yo he escogido. Es verdad que no salgo mucho de La Atalaya, pero no lo hago por miedo ni tampoco porque mi presencia puede molestar a otros sino por la necesidad de ir recuperando la paz de espíritu por medio del silencio y alejamiento de todo cuanto me rodea. A eso le llamo #vivirenpositivo.
Ahora sí, cuando toca dar un paseo por la Sierra de Grazalema, ir a La Isla, Jerez, El Puerto de Santa María o donde se encarte, si Dios lo quiere y el tiempo no lo impide, allí estoy disfrutando como el primero.
Ser Libre y vivir en Libertad te hace luchar, con los medios que Dios pone a tu alcance, por lo que crees que es Justo y no te importa mucho las consecuencias que puedan derivarte. Cuando lo haces por la persona que más quieres, por aquellos que no tienen voz para defenderse, por lo que crees, puede suponer que el mundo te vuelva la cara, te de la espalda o niegue la palabra. Que puede importar que te señalen, acusen, te pongan de lo peor en las calles digitales de la red si en verdad, desde la coherencia personal, te has puesto el mundo por montera y has ayudado para que la Verdad gane una vez más la guerra.
Pero ojo, ser Libre y vivir en Libertad no quiere decir para nada que tengas la aclamación de la mayoría o sea deseada tu presencia, al contrario te convertirás en un proscrito, en un indeseable que no se atiene a vacuas razones por mucho que los demás lo quieran pintar muy bonito.
Jesús Rodríguez Arias

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