miércoles, 8 de mayo de 2019

¿Políticos o "Telepredicadores"?




Sigo con verdadero interés las presentaciones de candidatos y candidaturas que se presentan a las municipales del domingo 26 de mayo y no tanto por lo que cuentan, que me perdonen los líderes, sino por la forma de hacerlo ya que han convertido la presentación en un espectáculo donde el showman es el candidato que habla a todos los que han sido invitados a este evento como si de un telepredicador se tratara.

Los telepredicadores son figuras muy conocidas, porque salen en la tele, en Estados Unidos donde algunos tienen canal propio o en su defecto un programa con cuantiosos espectadores.

Pues si ves uno de esos programas, aunque sean cinco minutos, y los comparas con algunas presentaciones de nuestros políticos, obviando el mensaje, es mismamente igual.

Reconozco que en esto de la comunicación está todo inventado y que no hay nada más aburrido que la presentación de un candidato y su candidatura pues los que van ya saben lo que van a escuchar más o menos y tiene que ser un ferviente seguidor para aguantar de un tirón semejante tostonazo. La misma consideración aunque ampliado por mil es la de asistir a un mitin pues allí el fervor se convierte en pasión desde que entra la persona que ostenta el liderazgo y aunque no escuches absolutamente nada estás flipando en los colores que corresponda con la banderita de plástico en la mano, la pegatina en el pecho como mejor medalla y si además consigues uno de esos politos que tiran de vez en cuando como lo caramelos en la Cabalgata de Reyes eso debe ser ya la repanocha.

Ahora los líderes de los partidos políticos sean nacionales, autonómicos, provinciales, locales o europeos, montan un gran espectáculo con música, colores, efectos especiales, donde los expertos en sonido modulan la voz para crear esa expectación que hace parar el mismo tiempo cuando sale el candidato con su áurea de telepredicador y tras él uno por uno de los consiguientes candidatos que lo acompañan en la lista. Sea en Cataluña, Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia, Cantabria o Andalucía todos los actos aunque con sus consiguientes diferencias tienen en común que son una americanada catetorra al que solo le falta que suene el Macarena de Los del Río como en la campaña de Bill Clinton.

Lo bueno que tiene el líder telepredicador es que tiene el aplauso asegurado a su intervención-actuación, el mensaje que quiere dar lo hace uniendo las palabras con la oratoria, quién la tenga, así como con una estudiada gesticulación modulando la voz mientras el jefe de sonido hace vibrar esa música que enerva los sentidos hacia el entusiasmo. Eso sí, y que a ninguno le falte ese micrófono inalámbrico de petaca color carne para no distorsionar nada  la imagen del actor principal.

Reconozco que me veo los vídeos, a los que les quito el sonido, salvo cuando quiero escuchar algo del espectáculo montado. Os confesaré que es muy entretenido su visualización sin escuchar el pertinente rollazo electoral.

Aunque para mí lo mejor lo viví en la terraza de un restaurante de una ciudad de la provincia de Málaga. Yo estaba leyendo un libro y tomando un té mientras mi mujer hacía unas gestiones. Estaba solo y tranquilo cuando  el maître abre la puerta a una persona y le dice que necesita 30 sillas con las mesas dispuestas una junto a otras. ¡Se acabó la tranquilidad pero empezó el espectáculo! En seguida supe, aunque nadie lo dijera que era una reunión de una candidatura de un partido político, eso se veía a legua. La persona que la encabezaba se puso en la puerta y fue recibiendo uno a uno a los que iban a acompañarla en esta andadura, con todos tenía unas palabras de halago, más que algo político parecía una de esas sesiones de autoayuda emocional, y para mí lo mejor fue cuando llegó una persona joven, tendría 23 o 25 años, y fue recibida con un verdadero panegírico: “Mirad compañeras y compañeros: Esta es una extraordinaria incorporación a nuestra lista, hacía falta una cara nueva y rompedora, una persona que piensa y escribe, pues a quién tenéis delante se dedica a la literatura como profesión. Fulanit@, ¿Cómo llevas el libro que seguro será un éxito?, entonces la persona, bastante cortada, todo sea dicho, dijo admirando el liderazgo del líder que cuando llegara a la campaña se convertirá en “telepredicador”: ¡Bien! ¡Todavía no lo he empezado, esto mirando vídeos tutoriales de YouTube pues no he escrito un libro en mi vida y no sé ni cómo empezarlo”… Silencio absoluto que rompió quien ostenta el liderazgo: “¿Quién quiere café?”…

De lo que dijeron, programaron o lo siguiente no os puedo informar pues desconecté de ese batiburrillo de voces mientras pensaba que poco futuro tiene quién desea ser escritor según los tutoriales de YouTube.

Pues nada nos quedan menos de veinte días para disfrutar/sufrir a los líderes políticos que por amor a esa erótica que tiene el poder se convierten de la noche a la mañana en “admirables” Telepredicadores…

Jesús Rodríguez Arias

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