Sigo con verdadero interés las
presentaciones de candidatos y candidaturas que se presentan a las municipales
del domingo 26 de mayo y no tanto por lo que cuentan, que me perdonen los
líderes, sino por la forma de hacerlo ya que han convertido la presentación en
un espectáculo donde el showman es el candidato que habla a todos los que han
sido invitados a este evento como si de un telepredicador se tratara.
Los telepredicadores son
figuras muy conocidas, porque salen en la tele, en Estados Unidos donde algunos
tienen canal propio o en su defecto un programa con cuantiosos espectadores.
Pues si ves uno de esos
programas, aunque sean cinco minutos, y los comparas con algunas presentaciones
de nuestros políticos, obviando el mensaje, es mismamente igual.
Reconozco que en esto de la
comunicación está todo inventado y que no hay nada más aburrido que la
presentación de un candidato y su candidatura pues los que van ya saben lo que
van a escuchar más o menos y tiene que ser un ferviente seguidor para
aguantar de un tirón semejante tostonazo. La misma consideración aunque ampliado
por mil es la de asistir a un mitin pues allí el fervor se convierte en pasión
desde que entra la persona que ostenta el liderazgo y aunque no escuches
absolutamente nada estás flipando en los colores que corresponda con la
banderita de plástico en la mano, la pegatina en el pecho como mejor medalla y
si además consigues uno de esos politos que tiran de vez en cuando como lo
caramelos en la Cabalgata de Reyes eso debe ser ya la repanocha.
Ahora los líderes de los
partidos políticos sean nacionales, autonómicos, provinciales, locales o
europeos, montan un gran espectáculo con música, colores, efectos especiales,
donde los expertos en sonido modulan la voz para crear esa expectación que hace
parar el mismo tiempo cuando sale el candidato con su áurea de telepredicador y
tras él uno por uno de los consiguientes candidatos que lo acompañan en la
lista. Sea en Cataluña, Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia, Cantabria o
Andalucía todos los actos aunque con sus consiguientes diferencias tienen en
común que son una americanada catetorra al que solo le falta que suene el
Macarena de Los del Río como en la campaña de Bill Clinton.
Lo bueno que tiene el líder
telepredicador es que tiene el aplauso asegurado a su intervención-actuación,
el mensaje que quiere dar lo hace uniendo las palabras con la oratoria, quién
la tenga, así como con una estudiada gesticulación modulando la voz mientras el
jefe de sonido hace vibrar esa música que enerva los sentidos hacia el
entusiasmo. Eso sí, y que a ninguno le falte ese micrófono inalámbrico de
petaca color carne para no distorsionar nada
la imagen del actor principal.
Reconozco que me veo los
vídeos, a los que les quito el sonido, salvo cuando quiero escuchar algo del
espectáculo montado. Os confesaré que es muy entretenido su visualización sin
escuchar el pertinente rollazo electoral.
Aunque para mí lo mejor lo viví
en la terraza de un restaurante de una ciudad de la provincia de Málaga. Yo
estaba leyendo un libro y tomando un té mientras mi mujer hacía unas gestiones.
Estaba solo y tranquilo cuando el maître
abre la puerta a una persona y le dice que necesita 30 sillas con las mesas
dispuestas una junto a otras. ¡Se acabó la tranquilidad pero empezó el
espectáculo! En seguida supe, aunque nadie lo dijera que era una reunión de una
candidatura de un partido político, eso se veía a legua. La persona que la encabezaba
se puso en la puerta y fue recibiendo uno a uno a los que iban a acompañarla en
esta andadura, con todos tenía unas palabras de halago, más que algo político
parecía una de esas sesiones de autoayuda emocional, y para mí lo mejor fue
cuando llegó una persona joven, tendría 23 o 25 años, y fue recibida con un
verdadero panegírico: “Mirad compañeras y compañeros: Esta es una
extraordinaria incorporación a nuestra lista, hacía falta una cara nueva y
rompedora, una persona que piensa y escribe, pues a quién tenéis delante se
dedica a la literatura como profesión. Fulanit@, ¿Cómo llevas el libro que
seguro será un éxito?, entonces la persona, bastante cortada, todo sea dicho,
dijo admirando el liderazgo del líder que cuando llegara a la campaña se
convertirá en “telepredicador”: ¡Bien! ¡Todavía no lo he empezado, esto
mirando vídeos tutoriales de YouTube pues no he escrito un libro en mi vida y
no sé ni cómo empezarlo”… Silencio absoluto que rompió quien ostenta el
liderazgo: “¿Quién quiere café?”…
De lo que dijeron, programaron
o lo siguiente no os puedo informar pues desconecté de ese batiburrillo de
voces mientras pensaba que poco futuro tiene quién desea ser escritor según los
tutoriales de YouTube.
Pues nada nos quedan menos de
veinte días para disfrutar/sufrir a los líderes políticos que por amor a esa
erótica que tiene el poder se convierten de la noche a la mañana en
“admirables” Telepredicadores…
Jesús Rodríguez Arias
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