Estoy de “mareas”, que van, vienen y ninguno se las quedan, de “confluencias”, de uniones de intereses
recíprocos, un poco trastornado es como si estuviera en un barco cuyo oleaje
te hace tambalear el estómago y no tienes ni una Biodramina a mano…
Sí, porque el fenómeno “marea
de confluencias” con intereses políticos también ha llegado a los Pueblos así
como a la montaña. ¡Tiene guasa la cosa!
Y me pregunto: “la marea de
confluencias” a qué interés de verdad quiere servir porque visto lo visto y comprobado
lo que han hecho los que a este “sistema” se han adherido es para decir en voz
alta eso de “Virgencita que me quede como estoy”.
A mí personalmente me resulta
muy singular que la marea llegue a la campiña, a la sierra y la montaña. Antes
todo era más fácil, incluso más sencillo, pues o se era de izquierdas, de
derechas o incluso de centro pero ahora
en estos tiempos cambiantes de sillones e intereses también nos han
llegado lo que los politólogos denominan como “mareas”.
Pues sí, gracias a unos, otros
y los de la moto, podemos, perdón por el término, decir que la marea llega a
los pueblos y a la montaña.
Espero que las mareas no sean
muy profusas ni virulentas porque en vez de simple oleaje se convierte en
maremoto o tsunami y eso, queridos míos, no es nada bueno ni para propio ni
para extraños.
Según me han informado fuentes
muy fiables es que desde el anuncio público de esta marejada de “mareas” se ha
incrementado la compra de barcos a domicilio porque ya son muchos los que se
sienten como Chanquete. Las farmacias, también boticas, están haciendo el agosto en
pleno mes de mayo por el incremento de Biodramina o el genérico que sustituya
la marca que cuesta menos y marea más…
Personalmente, soy originario
de la costa, la marea me gusta admirarla en el mar o sentado en algún lugar de
una perdida playa… Lo demás son sucedáneos y ya se sabe que estos no son buenos
para nadie.
En la montaña he escuchado
como el agua recorrería esa imponente sima donde los amantes de la espeleología
se adentran para descubrir ese centímetro más que le refuerce la esperanza de
conseguir descubrir algo nuevo. En la montaña en visto salir chorros de agua a
caños cuando ha llovido con mucha intensidad. En la montaña me he admirado con
el cauce del riachuelo que discurre por lugares inimaginables llenando los
verdes prados de intensa belleza. En la montaña he visto mucho pero mareas,
propiamente dichas, no he visto y por eso mi más rotunda sorpresa a que este
fenómeno se produzca en lugares que están a kilométricas distancias del nivel
del mar.
Habrá que ver si la
“confluencia de mareas” es simple y calmado oleaje a modo de lago o si por el
contrario es un tsunami que actúa con fuerza virulenta de arrasar con todo, con
todos, y con lo de más allá. La fuerza hay que controlarla, también la de la
lengua que impulsa a algunos hacer falsas denuncias, proyectando la inquina, la
ofensa, en los que no piensan como ellos. Quien siembra viento recoge tempestades pero claro que
se va a sembrar en alta mar en medio de tantas confluencias de mareas… Lo
único es coger el salvavidas y ponerse a salvo o coger el timón del navío para
intentar salvar del rudo oleaje todo lo que puede destruir la marea de las
mareas que producen un pertinaz mareo.
Antes que la marea en tsunami
se convierta tenemos que sujetar bien las jarcias y el velamen por si hay que mandar a
algunos al mismo carajo que como todos sabemos es la cofa de un navío.
Aclaración de cofa que después
hay muchos ”ofendiditos” que se sienten vapuleados por el inmenso oleaje de la Libertad de
Expresión que suele marear a los que confluyen en tantas mareas y derivados.
Cofa: En una embarcación de
vela: Plataforma en la parte alta de un palo, que sirve especialmente como
puesto de observación y para facilitar la maniobra de las velas altas.
Pues eso…
Jesús Rodríguez Arias
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