Y este miércoles toda La Isla al igual que el mundo se verá todo en color Esperanza...
Mi semanal tribuna de los lunes en Información San Fernando va de eso, de la Esperanza, de mi Esperanza.
Hoy, 16 de diciembre, se cumplen justamente dos años que pregonara a la Esperanza que aunque no sea un color, yo la pinto de verde...
Quiero dar mi enhorabuena a mi hermano Juanjo Castiñeiras por el extraordinario canto a la Esperanza que realizara el pasado sábado en la Vaticana y Castrense Iglesia de San Francisco de Así de San Fernando. Quiero dar las gracias la mi querida Hermandad de la Expiración por vivir en modo Esperanza durante todos los días que tiene el año.
Y ahora os dejo con "Mi Esperanza"...
Jesús Rodríguez Arias
MI
ESPERANZA
El Silencio lo predomina todo,
el templo permanece a oscuras aunque dentro de poco llegará esa clase de
algarabía que testimonian los cofrades cuando ultiman los flecos que restan
para que el miércoles se viva otro día grande en torno a la Esperanza.
Esa clase de Silencio que hace
puedas escuchar como afuera está chispeando, si el levante azota con más o
menos fuerzas, si pasa el armatroste del tranvía rugiendo lentamente por Real
que si lo piensas parece uno de esos dragones que tanto se estilan en China.
Sí, el Silencio es pensamiento, es contemplación, es oración, introspección, es
saber que tras las paredes del Sagrario está el mismo Señor.
Silencio no exento de esa
clase de melancolía que es pasillo que nos lleva a la Esperanza. Hace tan solo
unas horas expiraba la voz del pregonero para dejarnos a todos henchidos de
gozo y amor hacia la Madre y Señora de luengo manto verde que cada Jueves Santo
hace de la noche madrugada mostrando a La Isla el señorío de ir tras su Hijo
que expira ese último hálito de vida que a todos nos salva.
Hace dos años me dirigía a ti,
Madre y desde entonces cada día, cada noche, vivo en modo Esperanza una forma de vida que empieza y termina de
madrugada.
Esperanza, mi Esperanza, es
amanecer con una sonrisa, es amar aun sabiendo que no te aman, es coherencia en
soledad, es acompañar al ajusticiado de un mundo con demasiados intereses.
Es afrontar la enfermedad con
una sonrisa, es recobrar fuerzas cuando la sientes agotadas. Es acompañar en el
dolor a quienes penan y sienten que la frialdad se instala en el mismo alma con
un sentimiento de orfandad porque a nadie parece interesar lo que les pasa. Es
ser mano amiga ante tantos que sufren los estertores de la pobreza, la
marginación, por aquellos a los que el mundo los han condenado a dormir y vivir
sin techo ni cama, los malditos y parias de una sociedad tan material como
hedonista que solo piensa en tener más y más aunque con ello pierda la dignidad
y el respeto por sí misma.
Esperanza es ofrecerla,
regalarla, con hechos, silencios o palabras, a quienes no la tienen o han
decidido abandonarla, es saber que tras esos ojos que escrutan los tuyos está
Cristo que es el mismo que Expira cada noche y Resucita cada mañana. Sí, en los
ojos de cualquiera de nuestros hermanos está Jesús que nos pide que no le
dejemos de la mano, que le mostremos la grandeza de nuestra Fe sustentada en el
Amor, en el Perdón, en la Caridad, en la Alegría hecha Esperanza.
Esa es la clase de Esperanza
que hace dos años mostré a todos en una conversación personal e intimista con
María en una cálida Iglesia de San Francisco
mientras afuera el frío gélido recorría las calles y el alumbrado
extraordinario nos anunciaba que una nueva Navidad pronto nos llegaba.
Mi Esperanza eres Tú, Madre,
la que este miércoles en tu mano mi beso dejaré
esa huella invisible y permanente de mi amor filial. Mi Esperanza es Tu
Hijo que en Silencio expira y salva. Mi Esperanza es la Fe que es ese don que
sin merecerlo Dios me regala. Mi Esperanza es Hetepheres, mi mujer, mi familia
que son hermanos del alma, La Isla de mis orígenes, mi niñez, mi infancia y
también Villaluenga del Rosario que en la madurez de la vida se ha convertido
en mi hogar y casa en cuya Atalaya siento cada día como amanece la Esperanza.
Esperanza es tener Esperanza
aun cuando piensas que la misma te ha dado la espalda porque mi Esperanza es la
Fe y la Fe mi Esperanza en un Niño que nos va a nacer y una Madre que lo cobija
en sus enaguas mientras el bueno de José los mira con ojos de alabanza y los
pastocillos llegan para adorar a quién nos ha nacido, el Mesías en su infancia,
el que con su vida, muerte y resurrección a todos sin excepción nos salva.
¿Y alguien todavía me pregunta
cuál es mi Esperanza?
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