Endiosados: Haberlos haylos como las meigas y además lo puedes encontrar en cualquier ámbito de la vida ya sean en las clases pudientes, profesionales de alto rango, políticos, deportistas, músicos, literatos, pintores, periodistas, empleados públicos e incluso algún que otro cura teniendo todos un voluminoso ego que los hacen ciertamente insoportables...
Segundo artículo en el que intento no escribir del Covid-19 y no porque no haya nada que decir, todo lo contrario, sino porque creo que también es bueno hablar de otras cosas y este lunes, el primero de julio, les ha tocado a la figura de los endiosados tan común en el mundo que vivimos.
Yo conozco a muchos. Seguro que tú también pones cara a unos cuantos. Pues para todos ellos va.
Jesús Rodríguez Arias
ENDIOSADOS
Haberlos haylos como las
meigas y por desgracia para el resto del común de los mortales son más de los
que nos creemos. Este artículo pretende descubrir a los que así se sienten sin
intención de hacerles daño sino desde una descripción fiable haceros ver que
los que así viven no son para nada tan felices y radiantes como aparentan pues
todo buen endiosado es en verdad un magnífico suflé “brillante” por fuera y
extremadamente vacío por dentro.
Los endiosados pueden ser
hombres o mujeres y aunque con las lógicas diferencias que existen entre unos y
otras tienen unos condicionantes que se asemejan muy mucho ya que parecen estar
cortados por el mismo patrón.
Los endiosados existen en
cualquier ámbito de la sociedad y lo mismo se pueden distinguir en las llamadas
clases pudientes, profesionales de alto rango, políticos, deportistas, músicos,
literatos, pintores e incluso algún que otro cura con voluminoso afán de
protagonismo…También los puedes encontrar dentro del mundo empresarial e
incluso entre algunos que ejercen la función pública en cualquiera de las
administraciones existentes en España.
Todo endiosado es algo “divo” y
por tanto con demasiado ego no sabiendo que su “fama”, que no prestigio, le
antecede. Le gusta codearse con la jerarquía y ningunea a quienes tiene por debajo.
Con los primeros está a su entera disposición mientras que a los segundos no
les coge ni el teléfono y cuando tiene que dirigirse a estos lo hace siempre
por segundas o terceras personas de su máxima confianza que usan como
recaderos.
Este tipo de personas atienden
a la máxima de que “por el interés te quiero Andrés” aunque el nombre se puede
cambiar según proceda. Cuando este interés queda colmado o no consigue lo que
pretendía el mismo desaparece poniendo sus afanes en metas mayores que le
ayuden a alcanzar más “poder”, mejores estipendios procurando no descubrir sus
vacías cartas.
Los
endiosados les gusta trabajar solos, no saben crear
equipos, y todo el que destaque a su lado es literalmente defenestrado. Los
mejores colaboradores para este tipo de personas deben tener unos
condicionantes muy particulares: Ser dóciles, manejables y algo pelotas porque
todo buen endiosado le gusta sobremanera que realcen sus capacidades de
liderazgo, su elegancia natural, aunque carezca de ella, lo competentes que son
en todos los aspectos.
Cuando a un endiosado le dan
un necesario toque de atención montan un circo poniendo cara de oveja
compungida, denunciando que son perseguidos mientras lanzan dardos envenenados
a diestro y siniestro.
Todos los endiosados solo
“creen” en sí mismo, y son capaces de usar el nombre de Dios en vano para
llevar a cabo sus mezquinos intereses. Son soberbios y les gusta mucho el
disfraz de “progre” que según parece viste mucho. Los amigos son de un solo uso
y cuando ya no sirven pues adiós muy buenas.
Pero en verdad son grandes
mediocres, con formación o sin ella, y para mantenerse en la crema no dudan en
halagar a quienes haga falta no importándoles que sean incluso contrarios a los
que ellos dicen defender.
Toda su vida es un puf poco
atractivo y lleno de aire donde la ostentación es mucha pero cuando rascas te encuentras
con grandes dosis de infelicidad porque aun sintiéndose poderoso ve como el
resto de sus compañeros no lo pueden ni ver ya que hace tiempo se han hartado
de tanto desprecio, infamia y falsedad. Esto hace que en verdad un endiosado
esté más solo que la una y que los “amigos” que les vayan quedando los serán mientras
vean colmados sus respectivos intereses.
El endiosado es de los que
creen que todos somos tontos y bien sabemos que hay tontos que tontos nacen,
hay tontos que tontos son y hay tontos que quieren hacer tontos a los que
tontos no son…
Reconozco que me he encontrado
en vida con algún que otro endiosado, algunos han intentado hacerme la vida
imposible sin haberlo conseguido demostrando la fragilidad de su “poderío” aunque
también he percibido que detrás de la superioridad que creen tener se
encuentran seres infelices, vacíos, solitarios amén de huidizos que se quiebran
por lo más mínimo por lo que hay que rezar mucho para que encuentren la senda
de la felicidad que está en Dios y no en ese efímero poder que tanto aleja de
la Gloria.
Jesús Rodríguez Arias
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