Sin lugar a dudas este ha sido unos de esos artículos que me ha costado mucho escribir ya que en cada palabra, línea, párrafo, se condensan muchos sentimientos hacia la persona que va dirigida, hacia toda su Familia de la que me siento parte hace ya muchos años.
Natividad Lebrero Sánchez es ese tintineante lucero que vemos nítidamente todas la noches...
Descansa en Paz.
Jesús Rodríguez Arias
NATIVIDAD
LEBRERO SÁNCHEZ
Lloraba la mañana, cielo
gris anunciaba esa clase de melancolía que da cuando te tienes que despedir de
un ser querido. Junio había empezado como febrerillo el loco y el viernes 4 fue
un día gris, inmensamente triste, parecía que no pasaban las horas hasta que el
tiempo se detuvo.
Día que quedará marcado para
la Familia Rodríguez-Lebrero para siempre porque en él se une la tristeza del
adiós a una madre con la satisfacción de que los hermanos de Caridad apoyaron
mayoritariamente la candidatura encabezada del que ya es in pectore hermano
mayor.
No creo en las casualidades y
sé que Nati marchó al Reino de Dios porque su marido Juan estaba ya “jarto” de
estar solo, la necesitaba a su lado, la echaba tanto de menos…
Fue al mismo Dios, bueno es
Juan para eso, y le dijo que ya era la hora, que Nati tenía que descansar de
sus padecimientos, que ya sus hijos tenían que empezar a caminar por ellos mismos.
Cierro los ojos y me lo
imagino porque de esta forma conocí y quise a Juan Rodríguez Añino y sé, como
solo lo sabe quién lo ha admirado y querido de verdad, lo que conseguía a base
de esfuerzo y persuasión.
Pero junto a este gran hombre
estaba Nati, esa gran mujer, esposa, madre, abuela, que siempre estaba ahí para
los suyos y también para todos. Ella era el verdadero lucero en la vida de sus
hijos, familia e innumerables amigos que encontraban el abrazo de una madre.
Cuando los padres mueren se
van junto a Cristo, Salvación y Caridad, pero se quedan con nosotros
indefinidamente. Están en nuestras alegrías y tristezas, están en nuestros
recuerdos, están presentes en nuestras conversaciones con esos dichos o
expresiones coloquiales que tanto utilizaban y sobre todo están en ese código
de valores que nos inculcaron.
Esto le ha pasado tanto a Juan
como a Nati que han sabido trasladar esos valores, esas virtudes, a sus hijos,
nietos, familia, amigos y la bendita Hermandad de la Caridad que fue pieza
imprescindible de sus vidas.
Roberto Rodríguez Lebrero,
Roberto Añino tal y como se le conoce, fue elegido hermano mayor de la
Hermandad de la Caridad el mimo día que falleció su madre: Nati Lebrero. Un día
lleno de mezcolanzas agridulces, un día que queda grabado en su alma junto al
resto de los miembros de su candidatura porque el pasado viernes 4 de junio fue
para ellos el día de la Madre ya que la del Cielo y la de la tierra se
fundieron en eterno abrazo.
Ha dejado una preciosa
simiente aquí en la tierra y eso en verdad es la gran bendición de Dios por
cuanto los sirvieron cada día de sus días. Dios es Amor y Amor es lo que sembraron
Nati como Juan en lo que duró sus vidas mortales y que les hizo ganar esa
morada, que el mismo Jesús les tenía preparada. Murió tras luchar contra una
dura enfermedad, murió en el sosiego y en la paz que solo encuentran los
bendecidos por el Señor, murió habiendo dejado el testigo bien alto y con las
enseñanzas de esta vida transmitidas a los que más quería y quiere de corazón.
Ese viernes, nublado en
incluso lluvioso aquí en Villaluenga del Rosario, fue también un día triste y a
la vez lleno de Esperanza. Triste porque desde que supe del fallecimiento de
Nati pensé en sus hijos, nietos, Familia. Me puse en su lugar, puedo hacerlo ya
que mi madre falleció hace cuatro años. No sentí tristeza por Natividad ya que
ella había alcanzado la meta por la que luchamos todos: Estar junto a Dios y nuestros
seres queridos. Somos los que nos quedamos los que sentimos el penetrante
desgarro de dolor que solo puede mitigar la Fe hecha Esperanza y Caridad.
Hoy quiero dedicar estas
palabras salidas del corazón a su Familia y en especial a Roberto y Juanlu,
hermanos míos muy queridos y dignos herederos de ese código de valores
que les inculcaron desde chiquititos. También es mi forma de honrar la memoria
de Nati y de Juan que permanecerán en nuestros corazones por siempre.
Lo siento de veras porque
formáis parte de mi familia.
Nati descansa en Paz y dale un
abrazo muy grande a Juan de mi parte.
Jesús Rodríguez Arias
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