Este artículo es fruto de la inspiración mientras visionaba el vídeo que ha editado el Padre Sergio Moreno Ruiz, Párroco Villaluenga del Rosario, Grazalema y Benaocaz con el que nos felicitaba la Navidad. Fue contemplar la carita de Jesús recién nacido y despertarse en mí esa luz que es en sí la divina inspiración pues siempre nos imaginamos al Niño como lo presentan las imágenes, las pinturas, pero no como fue en realidad...
Recién nacido el Niño y el año 2022 que si Dios lo quiere entrará en nuestras vidas a las doce de la madrugada del viernes al sábado.
Pero eso será dentro de cuatro días...
Jesús Rodríguez Arias
RECIÉN
NACIDO
Me gustaría que cerrarais los
ojos y pensarais en la carita de un recién nacido. Retened por un momento esa
instantánea pues esa y no otra es la cara de Jesús que volvió a nacer el pasado
sábado en el Portal de Belén.
Ojos medio cerrados, con más o
menos pelo, y la expresión de todo cuanto le ocurre es una sorpresa para Él.
Solo el calor, también el olor, de la Madre lo tranquiliza. Esa Madre que no es
otra que María y que simboliza también a las nuestras. José lo mira con ojos
absortos pues aun sabiendo que es el Hijo de Dios también es un pequeño e
indefenso recién nacido que está a su cuidado.
Me pregunto como un bebé puede
hacer estallar el miedo de los poderosos que intentan eliminarlo y hacerlo
desaparecer de la faz de la tierra. Herodes, que detentaba su poder a base de
sangre y miedo, ordenó matar a todos los niños menores de dos años de Belén y
alrededores porque así creía que acabaría también con Jesús cosa que no pudo
hacer ya que el ángel del Señor se apareció en sueños al bueno de José para
advertirle de esta macabra intención mientras les conminaba a huir a Egipto. Ese
martirio es lo que la Iglesia conmemora cada 28 de diciembre con la Fiesta de
los Santos Inocentes.
Inocentes como esos niños a
los que no se les da ni siquiera la oportunidad de nacer ya que son abortados.
Millones de fetos son destrozados cada año por el miedo y la incertidumbre que
se generan en muchas madres, por la desinformación sobre otras opciones que
signifiquen no acabar con la vida de un ser humano o porque el poder va en
contra de cuanto signifique vida y lo que interesa es la paulatina instauración
de la cultura de la muerte. Inocentes como esos ancianos y enfermos que ya
mueren por eutanasia.
Y también recién nacido será
el año nuevo cuando las campanas terminen de tocar a las doce de la medianoche
y todavía tengamos dentro de la boca la última uva de las doce que tragaremos
deprisa y corriendo. Me imagino, como está la situación, que nosotros la
volveremos a vivir en nuestro balcón de La Atalaya toda vez que nuestra casa en
Villaluenga del Rosario está a dos pasos del campanario de la Iglesia de San
Miguel Arcángel.
Se va un dos mil veintiuno para
no olvidar por culpa del coronavirus. El año de las vacunas, de abrir las
puertas a una sociedad encerrada y con tremebunda fatiga pandémica que ha hecho
que en muchos casos se hayan saltado las lógicas medidas de propia precaución
tanto por las instituciones oficiales como del ciudadano normal y corriente.
Comienza el 2022 con
demasiados miedos, incertidumbres y contagios por culpa de la variante
“ómicron” del Coronavirus. Vienen nuevos tiempos de restricciones y de quedarse
lo más posible en casa. Vienen tiempos con demasiadas dudas y pocas certezas
que hacen preocupar a la sociedad en general y a las hermandades y cofradías en
particular porque ven con cierta angustia como las procesiones de Semana Santa
pueden verse dinamitadas por tercer año consecutivo.
Sin lugar a duda la imagen de
Jesús en la Cruz no gusta en demasía a quienes mueven los hilos de este emputecido
mundo no tanto por la expresión plástica sino por lo que en verdad significa. Siempre
ha habido algún que otro Herodes en todos los tiempos.
Me quedo con la imagen de ese
entrañable bebé que sigue en el portal de Belén recibiendo la admiración y el
cariño de quienes lo quieren de verdad. Me quedo con los villancicos populares,
con el fervor hecho devoción hacia la Sagrada Familia y todo lo que esta
representa. Me quedo con los Reyes Magos pues a mí Papa Noel, y todo lo que en
torno a él se monta, me parece una horterada. Me quedo con la Fe, Esperanza y
Caridad que simboliza el recién nacido que con la vacua magia de la Navidad que
nos quieren vender por todos lados.
Y recuerda que cuando miras la
cara de un bebé, de cualquier recién nacido, está viendo al mismo Jesús.
Os deseo un próspero año dos
mil veintidós lleno de salud.
Jesús Rodríguez Arias
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