Lunes veinte de este mes de diciembre y estamos a escasos días de una nueva Navidad.
Desde que la pandemia convive con nosotros el reunirse las familias como antaño se antoja complicado y más con la que está cayendo con los contagios de la sexta ola. Los perjudicados, como siempre, los que están solos y nuestros mayores...
Y como el viernes es Nochebuena escribo mi ya tradicional Cuento de Navidad que se publica en mi semanal tribuna de Andalucía Información - Información San Fernando. Un cuento a modo de relato de una historia que a su vez es muy real.
Os dejo con "la Navidad de Curro" y con el os deseo todo lo mejor en estas preciosas fiestas en las que conmemoramos el Nacimiento del Niño Dios.
Jesús Rodríguez Arias
LA
NAVIDAD DE CURRO
Curro bien sabía que estaba
viviendo una segunda oportunidad. Hace poco de más de cuatro meses que está en
casa, al calor del hogar y la familia que Dios le ha dado, recuperándose de las
“heridas” después de afrontar con éxito una dura guerra contra el Coronavirus.
Él no cayó en los tiempos
malos del confinamiento tampoco se contagió por ninguna temeraria imprudencia.
Curro quedó atrapado en las garras del virus por las circunstancias de la vida
ya que Fina, su mujer, es profesora y en el instituto donde trabaja hubo una
serie de contagios. Menos mal que Carmen y Pepe, sus hijos, no enfermaron ya
que estudian uno en Sevilla y otra en Granada sus carreras.
Fina, mujer fuerte donde las
haya, sufrió los síntomas más característicos como la fiebre, tos, falta de
gusto y olfato, un atroz cansancio, pero al estar vacunada lo pasó en casa.
Tanto Fina como Curro vivían en habitaciones separadas con los medicamentos y
poco más. Menos mal que Sara, la hermana de Fina, todos los días acercaba a la
puerta de la casa alimentos y todo lo que buenamente pudieran necesitar.
Estaban conectados al mundo mediante los móviles y gracias a esas nuevas
tecnologías podían hablar a diario con sus hijos, a los que se les notaba muy
preocupados a pesar de mantener la sonrisa siempre, sus hermanos y padres.
Precisamente Carmelo, padre de Fina, y Mamen, madre de Curro, eran los que más
Fe y Esperanza les transmitían.
Parecía que la cosa estaba
encaminada y pasados los días de rigor podrían volver hacer vida normal. Pero
lo que no se esperaba Curro que un día empezara a ahogarse, a no poder casi
respirar, a soportar una tos que parecía que los pulmones se les iban a salir
por la boca. Fue Fina la que llamó a salud responde y de inmediato avisó a los
servicios de emergencias. Sara abrió la puerta al equipo médico y este tras
comprobar la situación se lo llevaron urgentemente al hospital ya que sufría de
una neumonía que requería hospitalización.
Gracias a Dios no tuvo que
ingresar en la UCI. Lo que si notó es la imponente soledad que se enfrenta un
enfermo por Coronavirus en un centro hospitalario, y no porque los sanitarios
que lo atendían, todos pertrechados para no tener ningún contacto físico con el
paciente, no estuvieran atentos a él sino la soledad de una habitación que
parecía salida de una temible película de ciencia ficción. Los días que permaneció
ingresado pudo comprobar lo que sufre un enfermo por este maldito virus en una
lucha constante de médicos, sanitarios y paciente, para lograr sobrevivir.
Salió del hospital totalmente
recuperado a los dos meses de ingresar. Meses en la cama de un hospital y con
el sufrimiento tanto físico como psicológico desgasta más de lo que podamos
pensar. Salió airoso gracias a que estaba vacunado, de eso no le cabía la menor
duda.
Curro, desde que llegó a su
hogar, se encontró con la cara alegre de Fina que lo besaba con la dulzura que
solo es capaz de transmitir su mujer, sus hijos muy emocionados, sus hermanos,
madre, suegro, cuñados, amigos, estos últimos por videoconferencia.
Cuatro meses lleva luchando
para recuperarse de las secuelas físicas y psicológicas de tantos días en la
cama de un hospital. El virus marca y su recuerdo queda para siempre. Está bien
en líneas generales, aunque su ánimo de vez en cuando cae en picado, pero ahí
está su mujer para levantarlo como ha hecho siempre.
Hoy es Nochebuena y tanto Fina
como los niños van a cenar en casa. En otros tiempos lo hubiera hecho con la familia,
pero ahora es impensable. Curro no tiene ganas de fiestas, pero sabe qué si no
hubiera sido por Jesús, que vuelve a nacer de nuevo en el portal, por su
bendita Madre María y por el bueno de San José, él hubiera estado criando
malvas.
Van a cenar y Curro brindará
como cada año hace. Brindará por su familia, por tantos contagiados que luchan
en sus casas o en los hospitales, por los que se fueron y por los sanitarios
que siguen dando lo mejor de sí para salvar la vida a los demás.
Con mi tradicional cuento
quiero desearos a todos una Feliz Navidad.
Jesús Rodríguez Arias
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