sábado, 10 de diciembre de 2022

Como cada 11 de diciembre

Fotografía @Fundación Cultura Taurina
I Almuerzo de Navidad
Jerez de la Frontera, 9 de diciembre de 2022


Pasa hora y cuarto de las doce de la medianoche de este 11 de diciembre de 2022, fecha muy significativa para quién os escribe y también para mi mujer, hermanos del alma que en verdad son parte de mi familia y amigos que conforman ese particular círculo íntimo en el que vivo.

53 años son muchos para muchos o son pocos para otros. Lo que sí es verdad es que con esa edad ya se vive en la madurez, ya se ve todo con un paleta de colores que van de los claroscuros a los más luminosos y brillantes. Los colores de la vida tienen mucho que ver con los colores de los sentimientos, del ánimo y del espíritu.

Con esta edad las decepciones son las mismas pero ya son menos pues en verdad esperas poco de la gente, de las instituciones y del mundo en general. Los amigos de siempre los mantienes, los que nunca lo han sido los dejas marchar sin oponer apenas resistencia, los que llegan nuevos tendrán que superar por alguna que otra prueba pues ya no regalas la amistad como en los años mozos.

El Amor es más rotundo, profundo y hondo. A los cincuenta y tres sabes Amar y se debe Amar pues si no es así algo cojea, algo está estropeado en tu interior. Decía San Agustín que la medida del Amor es Amar sin medida. ¿Y a quién debemos Amar? Pues a la pareja, hijos, quienes los tengan, padres, hermanos, familia, hermanos del alma, buenos amigos, lugares, momentos, vivencias, recuerdos... 

Reconozco que Amo a Dios sobre todas las cosas y a mi mujer Hetepheres. Soy Fiel a Dios, a Hetepheres y al Honor que es mi particular modelo de vida. 

Mi lealtad con mis hermanos del almas, amigos de verdad, mi patria llamada España, La Isla de donde soy, Villaluenga del Rosario, donde vivo, Jerez de la Frontera donde tantas veces voy y me siento tan en casa, bien acogido y Loma Somera, ese pequeño pueblo del interior de Cantabria, que es el lugar idóneo para nuestros necesarios retiros.

Mi entrañable querer por dos seres que me alegran la vida como son Enriqueta y Fernanda como también lo fue Gatorro Pitufino.

Intento ser coherente y libre, fiel a los principios que inspiran mi vida, ser siempre el mismo en todo momento y ocasión.

A los 53 ya no estás para zarandajas, eres más recio, más sensible, más asertivo. Con esta edad los dolores duelen más y los buenos momentos son verdaderamente buenos.

Escribo estas palabras en el día que cumplo años porque cada 11 de diciembre abro la ventana de mi vida para que se airee, para que entre aire nuevo y se lleve todo lo que ha de llenar el baúl del olvido.

Os pido que en vez de felicitarme recéis por mí que como ayer y siempre es lo que  más necesito.

Siendo realista ya he gastado casi dos terceras partes del almanaque de la vida, en la misma han habido momentos muy buenos y momentos duros, todos necesarios para ser quién soy hoy en día. Me quedo con todo lo vivido pero si he de destacar algo es el regalo que Dios me ha hecho poniendo en mi camino a mi mujer, a Hetepheres, la única persona de hacerme reír aún en los duros momentos, la única persona que está a mi lado día y noche, la única persona por la que merece la pena levantarse todas las mañanas... Gracias por hacerme plenamente feliz. 

Cómo cada 11 de diciembre escribo recordando a mis padres, a Tata, Conchi, la tía Charo y el tío Miguel así como todos mis seres queridos, familia y amigos, que me han precedido marchando de este mundo para recorrer celestiales senderos. 

Sí, reconozco que a mis años ya solo tengo sentimientos de gratitud...

Gracias a todos los que formáis parte de mi vida. 

Cuando termino de escribir llueve fuertemente en Villaluenga del Rosario dando a la madrugada un halo de eterno romanticismo mientras escuchas el crepitar de la leña quemándose en la chimenea y el agua caer afuera, en la calle.

Jesús Rodríguez Arias

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