CRISTO MUÑOZ CARRILLO
Permitidme
que este este artículo de este último domingo del mes de julio se lo dedique a una persona que admiro y que hace bien
poco se ha jubilado después de cuatro décadas como funcionaria de carrera del
Ayuntamiento de Villaluenga del Rosario, el pueblo más pequeño y a la vez el
más alto sobre el nivel del mar de la provincia de Cádiz. Os estoy hablando de
Cristo Muñoz Carrillo.
El
pasado cuatro de julio se celebró un almuerzo homenaje en el Restaurante “Los
Llanos” del Hotel “La Posada”, de la cadena provincial Tugasa, a la que asistió
el máximo regidor de la localidad acompañado de empleados municipales, así como
alguno que ya vive en lo que podríamos considerar como dorada jubilación. Según
las fotografías y lo que he escuchado esta querida amiga atesora muchos
parabienes e innumerables recuerdos de un día que pasará a la posteridad de su
personal historia.
Era
la última funcionaria de carrera, Administración General, que existía en el
pueblo siendo la corporación quién dictamine si se abre oferta de empleo
público para cubrir o no la plaza siendo los principios que garantizan la misma
los siguientes: Igualdad, según el cual las personas no pueden ser tratadas de
manera diferente por las leyes si no existe una justificación fundada y
razonable. Mérito y Capacidad: Exigencia general de seleccionar a los empleados
públicos valorando sus méritos académicos o profesionales, así como sus
competencias para el servicio público. Transparencia: Obligación de las
Administraciones Públicas, de dar a conocer periódicamente los datos más
relevantes de su actividad, con los elementos económicos y presupuestarios
correspondientes, así como facilitar a las personas el acceso a la información
pública contenida en los archivos y documentos que aquellas custodian.
Seguridad Jurídica: Principio que impone que toda persona tenga conocimiento
cierto y anticipado sobre las consecuencias jurídicas de sus actos y omisiones.
Condicionantes
legales apartes diré que Cristo Muñoz Carrillo ha sido una ejemplar servidora
pública que siempre ha ejercido su labor desde la objetividad legal de que
todos somos iguales ante la Ley y la entrega constante a sus convecinos. Soy
funcionario de carrera en excedencia por lo tanto sé de lo que hablo pues lo he
comprobado muchas veces en primera persona.
Ser
funcionario o empleado público en un pueblo no es para nada fácil ya que la
cercanía con los contribuyentes, es decir los convecinos del lugar en el que
vives, es mucha. Siempre digo que en las pequeñas localidades todo es kilómetro
cero. No obstante, los empleados públicos, también los cargos políticos con
responsabilidad municipal se convierten en los pies y manos de muchos en
demasiados momentos.
Esta
situación, no obstante, es muy diferente en una ciudad pues, aunque muchos te
conozcan y te digan tal o cual cosa de la esfera municipal no es lo mismo, ni
por asomo, de cómo se vive en un pueblo.
Cristo
ha demostrado durante los últimos cuarenta años una entrega a los ciudadanos,
convecinos y a la vez contribuyentes, así como una imparcialidad y objetividad
a la hora de ejercer su cargo como funcionaria de carrera del Ayuntamiento de
Villaluenga del Rosario.
Desde
esta mí tribuna de opinión y siempre desde la máxima libertad y cuando llegan
estas fechas de calendario también lo hago a mí manera por eso he querido
dedicar este artículo a esta servidora pública como es mi admirada amiga Cristo
Muñoz Carrillo.
Sirvan
estas palabras para dar las gracias a todos los que se dedican, sin excepción,
a la función pública, porque sin ellos no habría independencia ni objetividad
en el quehacer diario de ese ente sin alma llamado Administración.
Ya
Cristo, invariablemente, forma parte de la historia de esta localidad, de sus
gentes, de los que hemos venido de fuera, de todos los que tenemos a orgullo
haberla conocido.
Jesús
Rodríguez Arias
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