El calor, el verano, hace que se escriba de forma más distendida...
Mi semanal tribuna de los lunes en San Fernando Información hoy va de muñecos de trapo, del comportamiento humano, lo que intentan por todos los medios hacernos ver como irrefutable verdad y después... ¡¡Qué sabe nadie!!
Con este artículo me despido hasta el lunes 22 de julio donde nos volveremos a reencontrar.
Un abrazo fuerte,
Jesús Rodríguez Arias
TELA
MARINERA
Permitidme que comience julio,
mes veraniego y vacacional, con un artículo que pretende por un lado nos relaje
y también que nos haga pensar que tipo de sociedad, entre unos y otros, estamos
creando.
El otro día leí, con bastante interés,
la historia de una mujer brasileña, influencer por más señas, que en tiempo de
confinamiento pandémico pide a su madre, que vivía en otra casa, le hiciera un
muñeco de trapo para bailar con ella en los directos que hacía en redes
sociales desde su hogar.
Lo que no se esperaba ella, ni
nadie, es que se enamorara del mismo a primera vista y desde entonces comenzara
una “relación” que ha terminado en boda, así como con descendencia ya que ha
tenido retoños que también son muñecos, muy parecidos al “padre”. Esta peculiar
pareja se “desposaron” en una fiesta que dieron en su lugar de residencia, con
asistencia de todo el pueblo, cosa que no es de extrañar, en un evento con más
de doscientos cincuenta invitados.
A pesar de que él es
minusválido, le faltan los pies, ha salido muy promiscuo ya que ha sido pillado
siendo infiel a su entregada esposa habiendo “constancia” de sus entradas y
salidas de un motel, no está claro el género de con quienes engañó a su mujer
pudiendo ser de trapo, espuma foam o quién sabe si también de carne y hueso.
Lo que sí es verdad es que la
historia de esta, cuando menos, extraña “familia” tiene enganchados a muchos
que siguen el día a día de unos personajes que bien podrían vivir en una
colchonería.
El intento de secuestro del
primer hijo de la pareja, con final feliz, o el nacimiento de dos muñequitas
completan las andanzas una historia que tiene miles de seguidores, que algunos
de ellos lo verán como normal y otros todo lo contrario.
Algunos han creído, con cierta
lógica, que más que querer tener creciente fama como influencer pudiera
derivarse a un caso de salud mental de la susodicha mientras esta cuenta aquí y
allá que se enamoró hasta las trancas de un muñeco de trapo al que considera su
marido, que le perdonó sus infidelidades, que hasta la fecha tiene tres
muñequitos a los que quiere como hijos, que a pesar de no tener pies la
acompaña a todos lados, y “que es mejor que un hombre de carne y hueso
porque «acepta lo que yo digo”. Palabras textuales.
Cómo historia puede ser
incluso simpática, aunque vamos a adentrarnos más en el fondo de la cuestión ya
que los que quieren transformar todo intentan hacernos ver como algo normal lo
que es de por sí extraño e irreal. Aquí no hablo de las enfermedades mentales
que esta mujer pueda padecer sino de lo que se está mostrando al mundo y este
lo está aceptando como si nada.
Esto como todo lo que está
sucediendo en nuestra pútrida sociedad es a mi modo de pensar una profanación
de lo que es la ley natural haciéndonos ver que lo grotesco sea considerado
como normal y corriente cuando dista mucho de serlo.
Muchos dirán que, si esta
chica es feliz con su muñeco de trapo pues muy bien, como aquellos que tienen
como parejas a muñecos/as de silicona, quienes han entablado relación con una
grúa de obras o quienes practican la sologamia que es casarse con uno mismo
entre muchísimos casos más.
La felicidad tiene que madurar
también en la cordura. No se puede ser feliz porque sí pues tiene que haber una
o varias razones que la sustenten. Nos están creando un mundo donde lo de ser
felices impere, donde lo malo, la enfermedad, la tristeza, la muerte, no
existe. Un mundo sin Dios que parafraseando a Chesterton cuando dijo aquello de
“quien no cree en Dios cree en cualquier cosa” y a la vista está.
No sé, ya que me coge mayor,
que mundo le vamos a dejar a las futuras generaciones. Bueno, sí lo puedo
llegar a imaginar: Un mundo “feliz”, absurdo y sin demasiadas aspiraciones.
Del 11 al 16 de julio La Isla
estará de Feria. Disfrutadla. Nosotros nos reencontramos en esta tribuna el
lunes 22 de julio.
Jesús Rodríguez Arias
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