El Año Nuevo comenzará tranquilo como lo fue la noche anterior.
Este último día de 2021 lo viviremos como siempre aunque con un poco más de calor. No sé como estaréis por otros lares pero aquí en Villaluenga del Rosario a mediodía el sol aprieta hasta hacerte recordar algunos días de mediados de junio aunque después, con el pasar de las horas, refresca bastante.
31 de diciembre, día de San Silvestre, era cuando uno esperaba la cena de Nochevieja poniendo el taco calendario Myrga, a mí personalmente me gustaba el más pequeño, que era de un día por hoja y al reverso te podía encontrar datos, historias, descubrimientos, de los que siempre aprendías. Eran las Callejuelas de La Isla de mi infancia, era esos tiempos en los que uno era feliz con cualquier cosa. Ahora con muchos años más encima pienso que ese es el secreto de la Felicidad, el de ser felices con cualquier cosa.
Me encantaba ver en televisión las noticias en las que se refería a la carrera de San Silvestre que era y es una tradición en Madrid y os confesaré que lo sigo haciendo.
Hoy es un día de enviar felicitaciones deseando un próspero Año Nuevo y contestar a los mensajes que recibas. Hoy es un día para disfrutarlo de forma sosegada y prudente porque los tiempos no están para mucho más.
Después de nuestra liviana cena de Nochevieja nos iremos al balcón de La Atalaya, en la calle Mártires, y allí esperaremos que las doce campanadas de la Iglesia de San Miguel Arcángel nos anuncie ese tránsito en el que un año termina y otro empieza. Doce uvas comidas atropelladamente, un cálido beso, y brindar por tanto como dejamos atrás como lo que si Dios quiere está por venir.
Y de ahí ver un poco la tele para luego acostarnos que hay que descansar...
La liturgia de Año Nuevo en mi caso es siempre la misma desde que tengo uso de razón. Me levanto, desayunamos, y comienzo a disfrutar del tradicional Concierto de Viena. Año tras año me emociono al ver y sobre todo escuchar las piezas que allí interpreta magistralmente la Orquesta Filarmónica de Viena que en 2022 alcanza la 82ª edición que se dice pronto.
Esta estará dirigida por Daniel Barenboim desde la Sala Dorada del Musikverein.
A partir de las 11.15 horas del sábado 1 de enero estaré sentado frente a la pantalla de la televisión conectado a La 1 de Televisión Española y ya os aviso que en el tramo horario que dure este no estaré para nadie.
Se puede decir que gran parte de mi particular liturgia del día de Año Nuevo es disfrutar del Concierto de Viena porque el almuerzo tal y como está la situación será muy íntimo con lo justo y necesario. Ya llegarán tiempos mejores donde nos podamos reunir muchos en torno a la mesa aunque ahora toca prudencia y poco más.
Después de almorzar con la oportuna sobremesa quedan unas horas para seguir disfrutando de lo que es el primer día del año pero siempre desde el sosiego y la tranquilidad. Me imagino que descansaremos algo, daremos un pequeño paseo con Enriqueta y Fernanda, publicar algo y en mi caso escribir porque ya toca ir terminando el libro que quiero vea la luz este 2022 cuando el bicho vaya a mejor.
Antes, a las seis de la tarde, iremos a Misa que hay que dar gracias a Dios por todo cuanto nos sucede, pedirle por el nuevo año y encomendar nuestras vidas a Él. De bien nacidos es ser agradecidos.
Este próximo lunes descanso de mi semanal tribuna en Andalucía Información - Información San Fernando. Volveré con un artículo que tengo en mente, el primero del año, el 10 de enero de 2022 que será la semana de reencontrarnos también con nuestra querida y admirada amiga Stilita Mosteiro y el Magazine "Caminando".
Otra "liturgia" será la de contestar a los que me felicitan por mi santo tanto el 1, 2, como 3 de enero. Sí, me paso tres días recibiendo felicitaciones y aunque la Iglesia acabó instituyendo el Dulce Nombre de Jesús el día tres yo lo sigo celebrando el día 2 de enero. Hay cosas que en mi vida no quiero cambiar...
Permitidme brindar por todos y cada uno de vosotros, para que este Año Nuevo os sea próspero en todos los sentido y que nunca os falte la salud ni la Esperanza.
Desde La Atalaya alzo mi copa...
Jesús Rodríguez Arias