"Desde su Otero" así se titula mi último artículo del presente curso en San Fernando Información y tiene especial dedicatoria.
Es agosto un mes en el que necesariamente invita al descanso intelectual más que físico y eso pienso hacer...
Nosotros nos vemos de nuevo el lunes dos de septiembre en esta semanal tribuna donde seguiré escribiendo de cuanto suceda o pellizque el alma...
Jesús Rodríguez Arias
DESDE
SU OTERO
Más allá del monte, de las
estrellas y el firmamento está nuestro querido amigo José Antonio Corada
González que emprendió su celestial marcha para reunirse con Dios, la Virgen de
la Bien Aparecida y sus queridos padres el viernes diecinueve de julio pasado.
Nos enteramos de que había
fallecido por medio de Conchi, vecina y amiga del lugar donde pasamos temporada
y que tiene por nombre el de Loma Somera que está dentro del Real Valle de
Valderredible.
Con José Antonio Corada
conocimos Otero del Monte, pequeño pueblo, o barrio, del valle situado en la
zona centro-occidental del mismo, aproximadamente a quinientos metros de la
margen izquierda del río Ebro. Lugar con una docena de casas y del cual,
nuestro querido amigo, era el único que vivía durante todo el año.
A la Iglesia de San Mamés, que
le tenía especial predilección, la cual cuidaba, y donde algunas veces rezaba
ante el Santo Patrón antes de visitar a sus padres y seres queridos en el viejo
cementerio situado a la vera del templo. Esta se halla a unos trescientos
metros al sureste del pueblo, antes de llegar al mismo. Se caracteriza por su
pequeño tamaño, alzado atractivo y fábrica noble toda de sillería. La Iglesia
se puede encuadrar en el Románico tardío, en la primera mitad del Siglo XIII.
Recuerdo que en septiembre de dos
mil veintidós visitamos el pequeño núcleo de Otero del Monte ya que teníamos la
intención de conocer todos los pueblos o barrios que conformaban el Real Valle
de Valderredible. Nos recibieron cuatro grandes mastines que se vinieron hacia
nosotros con el fin de saludarnos y hacernos ver que el lugar estaba habitado.
Al poco nos salió al encuentro un señor enjuto, de pelo y bigote cano, alto,
que nos saludó amablemente. Nos dijo que en ese momento y hasta el verano
próximo era el único morador de Otero del Monte. Nos habló de la problemática
del lobo, de los caballos, de las casas y vecinos, de la antigua Escuela que
ahora es la sede social, de la Iglesia y de su Patrón: San Mamés, de su vieja
amistad con otro querido y respetado amigo como es el Padre Don Julián Berzosa,
de que se encargaba de cuidar de la Iglesia y con él visitamos el viejo
cementerio donde estaban enterrados sus queridos padres.
Con José Antonio Corada, en
posteriores visitas y temporadas que pasábamos en Loma Somera, nos
encontrábamos en cualquier parte del Valle o almorzando los domingos y algún
día entre semana en Casa Chicote, en Villanueva de la Nía. Nos presentaba a sus
amigos que desde aquél entonces también fueron un poco nuestros. Sí, nuestro
recordado José Antonio, nos abría los brazos mientras nos decía con su voz
potente que nuestros corazones ya eran un poco cántabros y también de
Valderredible. No le faltaba razón a este buen amigo, para qué negarlo.
El lunes pasado Conchi,
querida amiga de Loma Somera, nos envió un mensaje pues sabía que teníamos
amistad con el único vecino de Otero del Monte. Nos informó que había fallecido
y que el día anterior habían asistido a su funeral en la Iglesia de San Mamés
de este bonito pueblo.
Invariablemente, según vas
recorriendo el camino de la vida, te vas encontrando personas que se hacen
queridas por méritos propios y eso nos está pasando con mucha de la buena gente
de Cantabria y en especial de Valderredible.
Ahora este querido amigo
permanece para siempre en la memoria de nuestros corazones porque fue un hombre
bueno, enamorado del monte al que protegió siendo hasta su jubilación guarda
forestal, que siempre estaba dispuesto a ayudar y agradar, haciendo el bien a
todos sin distinción. Ya para siempre Otero del Monte para nosotros es lo mismo
que decir José Antonio Corada González.
Ya descansas en Paz junto a
Dios, la Virgen de la Bien Aparecida, San Mamés, junto a tus queridos padres y
bajo ese ciprés que un día ayudaras plantar a tu abuelo. Nuestro pesar a su
Familia. Hetepheres y yo nunca te olvidaremos.
Me despido de todos los
lectores de San Fernando Información hasta el mes de septiembre con un fuerte
abrazo. Sed felices.
Jesús Rodríguez Arias