En estos tiempos tan convulsos ser disidente es ser ciertamente un proscrito. En estos tiempos y a lo largo de la historia disidir de la opinión general es ponerte enfrente de poderosos enemigos que harán lo que estén en sus manos para acabar contigo literal o metafóricamente hablando.
Disidente según la RAE es el que se separa de la común doctrina, creencia o conducta.
Es el mal visto por todos menos por esos que también disienten pero que al fin y a la postre son muchos menos que los que manejan los hilos y la legión que les siguen, por miedo o interés, como una piara de ovejas.
Personalmente, he de confesar que he sido demasiado disidente en demasiados lugares a los que he pertenecido. He intentado hablar, argumentar mi opinión y mis hechos, pero la verdad es que ha servido para poco pues esos que están, o creen estar, instalados en un efímero poder, ya sea político, social o de cualquier tipo de influencia, no admiten ni razones ni razonamientos más que el que quieren escuchar y que no es otra cosa que la sumisión absoluta.
Esta disidencia me ha costado "caro" pues de la noche a la mañana he perdido capítulos importantes en mi vida, personas de "inquebrantable" amistad, instituciones que muy diplomáticamente me cerraron las puertas por diferir en un momento determinado de la opinión general preestablecida por el "gran sanedrín".
Muchas personas han vuelto, muchas puertas de nuevo se han vuelto abrir, pero ya no es lo mismo, no puede serlo, porque quién traiciona a un amigo por no perder ese puesto donde tenía una cierta relevancia, no puede pensar que todo seguirá igual. Olvidar y perdonar está en cada cual pero lo que no nos pueden obligar a que tenga que ser todo igual antes. Las puertas cerradas y abiertas a lo largo del tiempo son para mí puertas entornadas...
El disidente, por antonomasia, es una persona solitaria pues le han obligado a vivir en esa situación. El ostracismo, que es el silencio hecho olvido, es la condena que hay que pagar para ser Libres. ¿Es duro? ¡Mucho! Pero al final compruebas que en esa soledad no buscada se vive muy bien, que ese alejamiento de todo y todos se te hace tener una visión global, más independiente y objetiva. Se creen los que nos condenan al silencio y el olvido del ostracismo que han acabado con nosotros y lo que han hecho es ciertamente reforzarnos.
Una vez pasada la criba empezamos a filtrar todo, y cuando digo todo es todo, mientras vas comprobando que esos amigos, esos hermanos del alma, que siempre han estado contigo permanecen a tu lado, esos que Dios ha hecho nos hayamos encontrado en el camino en un momento de la vida se han convertido en quienes te acompañan desde la lealtad correspondida ha luchar en mil batallas sin que ciertamente sepamos como vamos a enfrentarnos a ella. Son pocos, son escogidos, son como esos mosqueteros que decían voz en alta: "Todos para uno y uno para todos".
Sí, ser disidente es ponerte enfrente del poder establecido, sea cual sea, porque piensas diferente y lo que es peor, argumentas tu discrepancia desde la solidez del pensamiento.
Sé lo que es ser disidente a nivel personal pero he de confesaros que los que me han enseñado el valor de la disidencia han sido los miembros del cubano Movimiento Cristiano de Liberación. La mayoría de ellos, junto a las Damas de Blanco, muestran un disidencia moral contra el régimen comunista que gobierna Cuba. Muchos de ellos han pisado la cárcel mientras otros están muertos y enterrados como es el caso de Oswaldo Payá al que tuve la oportunidad de conocer personalmente hace ya bastantes años. Muchas veces he puesto encima de la mesa las vicisitudes que están pasando los cubanos a los que el régimen del Fidel le han cercenado de todos los derechos así como de la Libertad.
Ahora con el gobierno social-comunista que desgobierna España observo como muchos de esos tics se manifiestan a diario desde que tras el abrazo de Pedro y Pablo se hicieran con el gobierno de esta gran Nación.
Tenían proyectado un futuro muy halagüeño para ellos y mucho menos para nosotros pero la adversidad les llegó en forma de Coronavirus, al que despreciaron para mantener la agenda político-social del domingo 8 de Marzo. Justo el día después el panorama había cambiado y con el paso trastabillado vieron como una "simple" gripe se convertía en un letal tsunami que en un mes y diez días se han llevado por delante "oficialmente" 20.043 fallecidos y 191.726 contagiados y que a la hora que escribo este artículo serán muchos más.
El tratamiento que está dando el gobierno de España a los contagiados y sobre todo a los fallecidos así como a sus familias es simplemente nauseabundo. España está de luto pero nuestros dirigentes miran para otro lado, ni un símbolo, ni lazo, corbata o vestido negro, no pasa nada, todo sigue igual y "#juntoslovamosaconsequir" como lema...
Nada de discrepancias en público, en privado es otra cosa, y ya nada de que todo el mundo opine libremente lo que piensa, mientras siguen en sus casa a modo de arresto domiciliario, pues después lo ponen en las redes y la gente empieza a pensar y reflexionar que el bonito cuento no tiene nada de bonito pero si de cuento...
Hay que monotorizar las redes sociales y ya existe "censura" en las mismas donde empiezas a sentirte vigilado, que es una forma de estar señalado, ya empiezan los bloqueos de publicaciones así como esos mensajes de advertencia que lo que está haciendo puede ser constitutivo de delito. ¿Y lo que está haciendo el gobierno no verdad?
De ahí la gran desbandada que se está produciendo de WhatsApp hacia otras aplicaciones de mensajerías más libres y mejores que este gigante que gobierna Facebook y que en España ha verificado hasta hace dos días Ana Pastor y la empresa Newtral. WhastApp se lava literalmente las manos en esta guerra de guerrillas pues están perdiendo muchos usuarios, que como es mi caso, se han pasado a Telegram aunque mantenga la cuenta, por ahora, en esta para mantener a esos contactos que aun permanecen en la misma.
Sí, para aguantar esta andanada de censurable censura, para digerir las advertencias que en verdad son amenazas, hay que tener un espíritu de disidente y estar curado de espanto.
Se puede bordear la censura si en vez de publicaciones tan bastas como veraces en el que manifiestas que los que conforman este ignominioso gobierno son unos "hijosdelagranputa" puedes utilizar un lenguaje que estos y sus lerdos censores no llegan: El de la ironía y el sutil sarcasmo. A lo mejor te lo bloquean pero te hartas de reír...
España, en estos momentos, no necesita de "aplaudidores", no necesita que los ciudadanos que están hasta los cojones de estar en casa callen porque tenemos que estar unidos ante tanto despipote, porque ser disidente y llevar la contraria de forma argumentada es de desleales, no necesita que un presidente haga una rueda de prensa de horas para no decir nada más que la culpa del Coronavirus en España es de otros...
Lo que España necesita es que hayan muchos disidentes que desde la fidelidad a nuestra Patria expongamos desde el razonamiento lo que estamos viendo, lo que sentimos así como deshilvanar los cuentos que no están contando. Lo que España y la inmensa mayoría de los españoles necesitamos es que este gobierno de chininabo dimita ipso facto para dejar a otro de concentración nacional conformado por expertos en la materia que se enfrente con las debidas garantías a la pandemia y después a la crisis económica que se nos avecina.
España lo que necesita también es que este gobierno en pleno y los que los han apoyado se sienten en el banquillo de los acusados por tantas muertes por su negligencia y que pisen cárcel que siempre habrá un Otegui que los defienda...
Ser disidente ahora es apoyar al Gobierno de Andalucía que encabeza Juanma Moreno que lo colidera con Juan Marín como vicepresidente y que apoya desde la lealtad institucional el grupo parlamentario de Vox y con los cuales, hay que reconocerlo, hay que quitarse el sombrero. Sí, apoyarlos es ser de nuevo disidente al "pensamiento" único de los progres que gobiernan con el único fin de destruir a España.
Y ser disidente, lo digo desde la experiencia personal, es una forma de vida, una forma de vivir desde la más absoluta Libertad...
Jesús Rodríguez Arias